Me acosté con la amiga de mi novia
Me acosté con la amiga de mi novia

Por: Magaly moro

magalymoro@grupoepensa.pe

Miguel (Cercado de Lima, 36). Doctora, amanecí sin saber cómo Gabriela, la mejor amiga de mi enamorada María, acabó en mi cama. Ella me despertó con un beso en la boca y dijo que mi vida “mejoraría” al lado de ella. ¡Está loca! ¡Ella es casi como la hermana de María! Doctora, no es que sea cobarde, pero creo que lo planeó todo. Esa noche de alcohol fue mi perdición. Esta señorita, quien regresó a Lima después de ausentarse por 5 años, creció con María y, desde entonces, no perdieron comunicación. Cuando fuimos a recogerla al aeropuerto, Gabriela actuó de forma extraña la primera vez que me vio. Luego percibí que ella era muy provocativa cuando estábamos solos: tocaba mi frente, colocaba su mano en la entrepierna “por accidente” y decía que “una canita al aire no hace daño a nadie”. Ante esas insinuaciones, sí consideré tener un choque y fuga que no levantara sospecha, pero descarté esa estúpida idea al recordar a María. Pensé que la mejor salida para esta situación era alejarme de ella. Y así lo hice hasta la maldita fiesta. Resulta que, por motivo de su cumpleaños, nos invitó a una celebración. En mi caso, no me quedó más que aceptar ante la insistencia de mi enamorada. Esa noche, María estaba cansada, y como se retiraba muy temprano, me pidió que estuviera una hora más por respeto a su amiga. Acepté y perdí. Juro que tomé un vaso con tequila, que Gabriela me ofreció, y los recuerdos se me nublaron. Al día siguiente estaba abrazado a ella y con el cuerpo maltrecho. Al darme cuenta de la situación, casi salgo desnudo de su casa. Ahora no sé qué hacer, doctora.

OJO CONSEJO:

Debes afrontar las consecuencias de tus actos. Conversa con María de este error y si realmente la amas, no te rendirás ante los rechazos que podrías recibir.

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