Por: Magaly Moro
magalymoro@grupoepensa.pe
Teófilo (56, San Juan de Lurigancho). Doctora, hace algunos años mandé un buzón del amor donde buscaba a una muchacha joven, sencilla y de buen carácter que tenga entre 20 a 30 años.
Al principio no hubo muchas llamadas. Algunas eran para gastarme una broma o simplemente no cumplían con las condiciones que yo solicitaba. Sin embargo, un día recibí una llamada de una joven de 24 años.
Al principio le iba a cortar, pensando que era otra llamada falsa, pero me explicó la situación y quedamos en vernos en una cafetería del Centro de Lima.
Cuando la vi entrar en el lugar acordado, me quedé embobado. Era muy bonita y vestía de manera recatada. Me dijo que era de Trujillo y que se encontraba viviendo en la casa de una prima mientras trabajaba para poder mantenerse.
Al parecer le agradé bastante porque volvimos a quedar en otra ocasión. Y es así que nuestras salidas se volvieron constantes, por lo que decidimos formalizar y comenzar un noviazgo.
Al estar yo ya mayor, no quería esperar más tiempo y le pedí matrimonio. Ella aceptó y ya vamos un año como marido y mujer. No me puedo quejar, es muy atenta, además de servicial.
El problema surgió cuando la puse a estudiar en la universidad para que sea profesional. Al tener más amigos de su edad ha desarrollado una actitud más liberal. Le he pedido mayor control y que recuerde que está casada, pero siempre terminamos discutiendo. Pero hace unos días me gritó y se fue de la casa. ¿Doctora, que debo hacer?
OJO CONSEJO:
Debes reconocer que ella aún es joven a pesar de que sea tu mujer. Dale su espacio, pero conversen tranquilos del tema para que ella entienda también que te debe respeto.
Debes reconocer que ella aún es joven a pesar de que sea tu mujer. Dale su espacio, pero conversen tranquilos del tema para que ella entienda también que te debe respeto.