Nunca pude olvidarla
Nunca pude olvidarla

Daniel (26, Villa María del Triunfo). Doctora, cuando mi querida Dora decidió marcharse me sentí fatal. Recuerdo que en un primer momento no me comentó siquiera lo que estaba planeando, sino esperó hasta el último para tomar su decisión. Me dolió demasiado porque pensé que nos íbamos a comprometer pronto y tendríamos un futuro juntos. Aún así, decidí apoyarla y no ser un obstáculo en su camino.

Hice todo lo que pude por ella y me prometió que a pesar de la distancia nos mantendríamos en contacto. Por un tiempo nos funcionó bien, pero después ya no era la mismo. La extrañaba mucho y ella ya no tenía tiempo para mí. A solo dos o tres meses del viaje, llegó la inevitable separación. 

Fue un momento muy difícil. No es nada sencillo tener que decirle adiós a una persona con la que se ha compartido tanto. Con el dolor de mi corazón, dejé de escribirle seguido y traté de sacarla de mi mente. Lo malo es que nunca dejamos de ser “amigos”. Siempre me pedía consejos y no podía decirle que no. Finalmente, su curso terminó y me dijo que volvería pronto. Aunque ya habíamos terminado, una luz de esperanza se encendió en mí. Recordé una vez más lo mucho que la estuve extrañando y me emocioné con su regreso. El que menos me aconseja que no me haga ilusiones porque ha pasado mucho tiempo, pero algo me dice que si volvemos a nuestros lugares favoritos y revivimos juntos la pasión que nos unió, todo será diferente. No sé si es tonto de mi parte creer que las cosas se darán de esa forma, pero si lograra reconquistarla, esta vez no la dejaría ir.