Soy casada pero me gusta otro
Soy casada pero me gusta otro

Por: Magaly moro

magalymoro@grupoepensa.pe

Teresa (50, Puente Piedra). Doctora, hace tres años que Pedro, mi esposo, está privado de su libertad por muchos errores que cometió en el pasado. Desde entonces he tenido que ser madre y padre para mis dos hijos. Se ha perdido de varios momentos familiares, pero cada vez que puedo voy a visitarlo al penal. 

Sin embargo, cuando lo veo se molesta conmigo, hasta me ha gritado delante de los demás. No soporto que me maltrate de este modo, estar en la cárcel lo ha cambiado para mal, se ha vuelto más violento. 

Hace un mes, a inicios de diciembre, conocí a Alberto, un señor viudo que al igual que yo está sacando adelante a sus hijos. Nos conocimos en una iglesia, a la que me invitaron. Desde entonces mis domingos han tomado otro sentido y aunque me cueste aceptarlo, prefiero ir a la iglesia que visitar a mi marido en el penal. 

Ahora me siento rodeada de muy buena gente y hasta tengo un amigo con quien conversar y olvidarme de los problemas. Nos entendemos mucho. Sin embargo, doctora, me siento mal por Pedro, él aún es mi esposo, mis hijos siempre preguntan por él, quieren visitarlo, pero me da vergüenza que vean a su padre en ese estado o que les grite por alguna cosa. 

Yo aún siento algo por Pedro, pero también me acuerdo de los malos tratos que me dio cuando estaba libre y que hasta una vez me fue infiel. Además, aún le faltan tres años para obtener su libertad. No sé si deba contarle mi amistad con Alberto o simplemente dejar de verlo hasta que él salga. Doctora, ¿qué debo hacer?

OJO CONSEJO:

Lo mejor es hablar con franqueza. Dile a Pedro lo que sientes y piensas. Explícale a tus hijos con calma, con el fin de que ellos no se sientan culpables.

Lo mejor es hablar con franqueza. Dile a Pedro lo que sientes y piensas. Explícale a tus hijos con calma, con el fin de que ellos no se sientan culpables.