A más corrupción, más inseguridad
A más corrupción, más inseguridad

Los vecinos han llegado al colmo de la paciencia y la desesperación. Ya no saben dónde sentirse más seguros. La delincuencia ataca en la casa, en el restaurante, en los hoteles, en el cine, en el auto, en el ómnibus, en la combi, en los colegios y hasta en las iglesias. Todos los días hay asaltos y crímenes. Algo que nunca antes se ha visto. La inseguridad campea en todo lugar. Policía y justicia brillan por su ausencia. No hay autoridad, no hay quien ponga orden y nadie quien nos defienda. Los ministros del interior hablan y hablan, pero no hacen nada. Los asaltantes y sicarios siguen haciendo de las suyas porque no hay castigo ejemplar y si los meten a la cárcel, salen más avezados porque los penales se han convertido en verdaderas escuelas del delito. Los cabecillas prefieren estar adentro porque desde allí dirigen a sus bandas con total impunidad. Para ello utilizan a mujeres y jóvenes porque la ley no sanciona con severidad a los menores de 18 años.

Hasta ahora el gobierno no tiene una estrategia para combatir con eficacia a las bandas de narcos y las redes criminales que vienen azotando al país. La policía ya no sabe qué hacer porque captura a los delincuentes y luego la justicia los deja libres por “falta de pruebas”, tal como ha sucedido últimamente con Christian Gonzalo Valle Ibáñez “Drácula”, Jhairol Torres Cáceres, Luis Miguel Espinoza Oroche y otros implicados en el caso de Gerald Oropeza, el “Tony Montana” peruano, quien a pesar de todas las acusaciones y orden de captura que tiene, sigue libre alegando que es inocente. Imposible que todos sean inocentes. Así, la policía se ve atada de manos porque los criminales terminan denunciando a quienes los capturan. El pueblo percibe que la justicia no protege a la policía que lucha por combatir el delito, sino que defiende y favorece a los malhechores que siempre dicen ser “inocentes”.

Y el mal ejemplo viene desde arriba. De las autoridades o funcionarios corruptos que siendo culpables, se limpian las manos ynunca aceptan sus faltas. Los congresistas son los primeros en sacar la vuelta a las leyes. Entre ellos se acusan de “ladrones”, “incapaces”, “coimeros”, pero a la hora de la verdad se unen y se protegen. Por eso la famosa frase de que “otorongo no come otorongo”. El congreso es el mejor reflejo de toda la pobredumbre que hay en la política criolla. Apristas, fujimoristas, toledistas, humalistas y otros se insultan y se atacan de “ineptos” y “corruptos”, pero a todos ellos el pueblo les ha dado la oportunidad y cada cual ha gobernado de mal en peor hasta llegar a la terrible situación en que ahora nos encontramos. Sumidos en el caos, la inseguridad ciudadana, la corrupción y la miseria de las autoridades que han caído en lo más bajo de la gestión estatal. El resultado de los “vladivideos”, los “fujishows”, los “narcoindultos”, los “ecotevas” y las “nadinadas” con todo el poder del dinero, es la aparición de los “Orellana”, los “oropeza”, los ” beto torres”, las “centralitas”, los “martines Belaunde” y todo la corrupción que se ha desatado en el país..

Lo que manda es la coima, el ajuste de cuentas, el reglaje, el robo y el sicariato. Ni los pañales se han salvado. Han chocado hasta con la plata de los más pobres. Han robado en “pensión 65” y “Juntos”. Se comienza a destapar la danza de millones en el entorno de Ollanta y Nadine. Lo cierto es que ya no se puede confiar en nadie y estamos viviendo en medio de la anarquía. El caso Martín Belaunde es un ejemplo. Este personaje del mal resumen todo lo podrido que está nuestro sistema y que necesita urgente una reingeniería que cambie de raíz las pésimas políticas que nos han llevado al desprestigio, el caos y la corrupción. El país necesita un frente de líderes políticos que se dejen de mentiras y promesas y se pongan a trabajar por el progreso y la moralización del país.

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