Cuidado con los narcopolíticos
Cuidado con los narcopolíticos

La narcopolítica está llegando a niveles insospechados. Y, esta grave incursión no viene de ahora sino años atrás en que los gobiernos han permitido el ingreso de narcopolíticos y no han formado verdaderos cuadros que luchen contra el narcotráfico, lacra que creció como una plaga en los últimos años. No solo eso. El narcotráfico ha penetrado en los poderes del estado, vía elecciones municipales, regionales o generales. Los narcos se las ingenian para financiar campañas electorales a cambio de favores. No es ninguna novedad que en algunos puertos y aeropuertos del Perú, los narcotraficantes tienen las puertas abiertas para sacar droga. Todo el mundo dice que por el Callao sale cocaína como agua, pero nadie es capaz de poner freno a las mafias que dominan el negocio a través de malas autoridades, funcionarios y testaferros que son utilizados para pagar coimas o lavados de activos. Así parece ser el caso de Gerald Oropesa, quien ganaba licitaciones con el estado a través de “empresas de limpieza” que solo eran una fachada para mantener las “buenas relaciones” con el estado en sus más altos niveles como eran ministerios, poder judicial, ministerio público y hasta la contraloría.

Hasta ahora nadie sabe explicar por qué salen toneladas de droga del VRAEM y decenas de vuelos de avionetas con cocaína. Increíble, en una zona donde se dice que hay el mayor control militar y policial. Aquí se ve claro que el gobierno no está haciendo nada por evitar el narcotráfico y que hay malos peruanos que en lugar de combatir a los narcos, les facilitan el tráfico de drogas. Evidentemente que esto no es gratis sino que hay una tremenda corrupción que se da en áreas estratégicas para que la droga pase sin que nadie diga nada. De hecho que esta situación se da con la complicidad de malas autoridades que se hacen de la vista gorda o, en otros casos, porque están amenazados y no se atreven a denunciar a los delincuentes.

No hay que olvidar que la mafia mueve más de seis mil millones de dólares anuales por el tráfico ilícito de drogas. El Perú es el mayor productor mundial de cocaína y el segundo en producción de hojas de coca con cerca de 60 mil hectáreas. Si los narcos mueven tal cantidad de dinero, no hay duda que muchos millones son invertidos en la corrupción , el lavado de activos y pagos de favores a quienes se dejen romper la mano para librarse del control policial y del peso de la justicia. Por eso es que tanto policías, fiscales y jueces son claves en la lucha contra el narcotráfico, apoyados por organismos del estado como son el servicio de inteligencia y la SUNAT, claves para detectar movimientos económicos sospechosos aunque Gerald Oropeza se las ingenió para sacarles la vuelta como si fuera un honrado empresario y puntual contribuyente.

La alerta ya está dada. La procuradora antidrogas Sonia Medina ha advertido que en el Perú “hay miles de oropezas” lo cual no deja de preocupar porque realmente estaríamos en camino para convertirnos en un narcoestado. Los narcopolíticos,la corrupción, el sicariato y los ajustes de cuentas son indicios de que hay una pésima política y falta de decisión para combatir el narcotráfico, especialmente en el VRAEM donde se tienen que revisar los cuadros y planes para la lucha antidrogas porque no puede ser que siga saliendo cocaína de un lugar que supuestamente está “súper controlado” por las fuerzas armadas y policiales. Los especialistas vienen asegurando que el problema crucial del Perú ya no es la economía sino la delincuencia y la inseguridad ciudadana que están poniendo en peligro la estabilidad democrática y el futuro de nuestros hijos.

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