Hillary Clinton y Donald Trump pelean elecciones voto a voto
Hillary Clinton y Donald Trump pelean elecciones voto a voto

La carrera presidencial en Estados Unidos se estrechó al ingresar en su última semana: mientras Donald Trump tomaba aliento, Hillary Clinton intentaba recuperar la iniciativa y mantenerse lejos de las polémicas para consolidar su condición de favorita.

Hace poco más de una semana Clinton exhibía una ventaja promedio en los sondeos de más de cinco puntos porcentuales sobre Trump, pero en los últimos días el margen entre ambos aspirantes se achicó.

No obstante, la candidata demócrata aún se perfila como favorita.

El sitio web especializado FiveThirtyEight indicó este martes que las probabilidades de una victoria de Clinton ascienden a 73,6%, contra 26,3% para Trump. Pero hace dos semanas esa diferencia era de 88,1% contra 11,9%.

De igual forma, The New York Times atribuye a Clinton probabilidades del 88%, contra 12% para Trump, aunque hace una semana la ventaja era de 93% a 7%.

Un sondeo realizado por la red ABC y el diario The Washington Post divulgado este martes coloca a Trump por delante por apenas un punto porcentual, una ventaja inferior al margen de error de 2,5 pp pero que refleja una nueva tendencia.

Pero más que la ventaja marginal de Trump, el sondeo ABC/WP puso en evidencia un verdadero desplome de la confianza entre los electores de Clinton.

Según esta encuesta, el 53% de los electores de Trump se dice "muy entusiasmado" con su candidatura, contra apenas 43% entre los electores de Clinton.

- Recta final bajo presión -

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Hace apenas una semana, ese "entusiasmo" entre los electores de Clinton era de 51%, de forma que el sondeo detectó un evidente enfriamiento entre sus seguidores.

"Wow, ahora lideramos la encuesta @ABC/@washingtonpost por 46 a 45. Hemos subido 12 puntos, la mayoría antes del escándalo de Hillary", escribió Trump en Twitter, al aludir a la reapertura de la investigación sobre la mensajería electrónica de Clinton cuando era secretaria de Estado, anunciada el viernes por el FBI.

En este escenario, la campaña de Clinton ingresa en la última semana con la necesidad de seguir ofreciendo explicaciones por la polémica de su correo electrónico.

La exsecretaria de Estado comenzó su campaña, en la primera mitad del año pasado, bajo una nube de sospechas debido a este caso, y un año y medio más tarde no logró disipar las dudas de forma definitiva.

En julio pasado, el director del FBI, James Comey, había archivado la investigación sin hallar méritos para presentar cargos contra Clinton, aunque consideró que ella había sido "extremadamente descuidada" en el tratamiento de información secreta cuando era secretaria de Estado.

Sin embargo, el viernes, Comey -un republicano- provocó un verdadero incendio político 11 días antes de los comicios al informar al Congreso que el FBI había descubierto nuevos correos electrónicos y que había autorizado su investigación.

Desde ese día, la campaña de Clinton ingresó en un clima febril para capear el temporal.

Responsables de su campaña organizaron conferencias de prensa desde el sábado y uno de ellos, Robby Mook, dedicó este martes una larga entrevista con la cadena CNN al tema, en especial para criticar a Comey.

- Concentrados en Florida -

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Durante los actos públicos que realizó el lunes, Clinton dejó momentáneamente sus propuestas para criticar ácidamente a Trump, al punto de invitar a sus seguidores a imaginarlo con los códigos de las armas nucleares al alcance de la mano.

Al mismo tiempo, su campaña pasó a reforzar los anuncios de televisión con una antología de frases sexistas pronunciadas por el candidato conservador, acusado por varias mujeres de conducta sexual inapropiada.

Este martes, la agenda de Clinton incluye actos en Florida, un estado fundamental para llegar a la Casa Blanca y donde ya hizo campaña durante el fin de semana.

El presidente Barack Obama estará en Florida el jueves, el mismo día que Trump.

Este martes, la agenda de Trump incluye un acto en el estado de Pensilvania para hablar del sistema público de salud impulsado por Obama y el alza en los precios de los seguros de salud que ha motivado recientemente.