Argentina: Supermercado indemnizará a mujer por llamarla "glúteos grandes"
Argentina: Supermercado indemnizará a mujer por llamarla "glúteos grandes"

¡No lo vas a creer! Un supermercado de  deberá indemnizar con aproximadamente 2.500 dólares a una mujer a la que identificó como "Glúteos grandes" en la factura electrónica para entregar su compra a domicilio, determinó este martes la justicia.

La mujer afectada, una docente de 43 años de Rosario, ciudad portuaria a 300 km al norte de Buenos Aires (Argentina), había iniciado en 2012 la demanda por "discriminación injusta, arbitraria y lesiva" por ser obesa, informó el portal Tiempo de Justicia.

En el ticket, un empleado del comercio escribió "Glúteos" en el espacio destinado al nombre y como apellido "grandes", según se puede en la factura electrónica, cuya foto divulgaron varios portales de Argentina.

La Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de los tribunales provinciales de Rosario confirmó la resolución de primera instancia que había condenado al supermercado a pagarle a la mujer la suma de 40.000 pesos (más de 2.500 dólares), entre capital e intereses.

La Ley de Defensa del Consumidor argentina establece que los proveedores no deben desplegar conductas que coloquen a los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias.

Rosita Guizzardi, maestra argentina de la sureña Río Negro, llevaba años enseñando cocina y jardinería a Pablo Liberini, un hombre de 40 años con síndrome de down. Cuando él quedó huérfano, la mujer decidió adoptarlo. Ahora, esta madre y su hijo adoptivo trabajan juntos en el mundo del reciclaje.

Pablo asistía los talleres de cocina, jardinería y manualidades que ella, de 52 años, ofreció durante más de diez años en la Escuela de Educación Especial 11 de Sierra Grande, Río Negro, algo que sirvió de precedente para su proyecto actual.

Esta no es la primera vez que ambos trabajan juntos mano a mano, ya que a petición de la madre biológica de él, Pablo comenzó a trabajar como camarero con ellos en un restaurante que regentaban.

"Comenzó a ayudarnos en un emprendimiento gastronómico familiar que teníamos, para que tuviera un contacto laboral. Le encantaba venir a trabajar, es muy respetuoso con los horarios", explicó Guizzardi en diálogo con Efe.

Pablo siempre mostró un interés especial por el trabajo, pues, dice Guizzardi, le gusta sentirse útil ayudando a los demás y sufre cuando no puede estar entretenido con algo. Es por eso que, según la maestra, el hecho de que Pablo aprendiera una profesión siempre fue una prioridad para todos los que lo rodeaban.

"Se ocupa de su aseo personal, ayuda con los quehaceres de la casa, le encanta cocinar, hace muy bien la masa para los fideos y siempre ayuda a los demás", aseguró su madre adoptiva.

Pablo se convirtió pronto en uno más de la familia de Guizzardi, tanto que, cuando sus padres le preguntaron con quién querría vivir el día que ellos no estuvieran, él sin dudarlo contestó que con su profesora.

Pero no fue hasta años después, en el momento en el que los padres de Pablo fallecieron, cuando este hombre de 40 años se incorporó a la familia de manera oficial. 

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