Se mata de risa porque vivirá aislado en ermita sin agua y luz
Se mata de risa porque vivirá aislado en ermita sin agua y luz

El belga Stan Vanuytrecht, nuevo responsable de la aislada y centenaria ermita alpina de Saalfelden, en la región austríaca de Salzburgo, se presentó este fin de semana a los fieles de la región.
En una ceremonia religiosa celebrada al aire libre bajo un impactante cielo azul y un radiante sol primaveral, el ermitaño de 58 años dio la bienvenida a cientos de personas, llegadas a pie a este espectacular a 1.400 metros de altura.
Vanuytrecht, elegido entre medio centenar de candidatos de todo el mundo para ocupar este puesto, habitará a partir del 15 de mayo la modesta ermita, construida hace 350 años y que no cuenta ni con luz ni agua corriente, y por supuesto, tampoco con Internet.
Su tarea será tratar a los visitantes que se acerquen al lugar atraídos por su belleza y peculiaridad, además de cuidar de su nuevo lugar de residencia.
Hablar y escuchar a los peregrinos que se le acerquen no será un problema para el nuevo ermitaño, ya que trabajó en el pasado como auxiliar sanitario voluntario durante once años, en los que trató con indigentes, alcohólicos y drogodependientes.
Además, el diácono belga tiene experiencia visitando a presos en cárceles y a pacientes de psiquiátricos, por lo que está acostumbrado a ayudar a personas en situaciones más que difíciles.
En un encuentro con la prensa realizado el sábado por la tarde el ermitaño destacó que no echará de menos ningún tipo de lujo.
"Lo más probable es que me falten las patatas fritas belgas con filete", ironizó Vanuytrecht, quien planea bautizar a su tercer nieto, que está a punto de nacer, en la ermita.
Solo podrá ocupar su nuevo hogar entre los meses de mayo a noviembre, ya que, debido a las bajas temperaturas en la región, resulta inhabitable en invierno.
El antecesor de Vanuytrecht, un sacerdote de Viena, aguantó un solo verano en este lugar, pero antes de él un monje benedictino habitó la ermita durante doce años.
La ermita, que aprovecha una cueva natural alpina, es una de las pocas de Europa central en la que todavía vive un eremita.
"Este es mi sitio. Aquí quiero estar", fue lo primero que se le pasó por la cabeza, dijo Vanuytrecht tras leer el anuncio que publicó la parroquia de Saalfelden.

El belga Stan Vanuytrecht, nuevo responsable de la aislada y centenaria ermita alpina de Saalfelden, en la región austríaca de Salzburgo, se presentó este fin de semana a los fieles de la región.
En una ceremonia religiosa celebrada al aire libre bajo un impactante cielo azul y un radiante sol primaveral, el ermitaño de 58 años dio la bienvenida a cientos de personas, llegadas a pie a este espectacular a 1.400 metros de altura.
Vanuytrecht, elegido entre medio centenar de candidatos de todo el mundo para ocupar este puesto, habitará a partir del 15 de mayo la modesta ermita, construida hace 350 años y que no cuenta ni con luz ni agua corriente, y por supuesto, tampoco con Internet.
Su tarea será tratar a los visitantes que se acerquen al lugar atraídos por su belleza y peculiaridad, además de cuidar de su nuevo lugar de residencia.
Hablar y escuchar a los peregrinos que se le acerquen no será un problema para el nuevo ermitaño, ya que trabajó en el pasado como auxiliar sanitario voluntario durante once años, en los que trató con indigentes, alcohólicos y drogodependientes.
Además, el diácono belga tiene experiencia visitando a presos en cárceles y a pacientes de psiquiátricos, por lo que está acostumbrado a ayudar a personas en situaciones más que difíciles.
En un encuentro con la prensa realizado el sábado por la tarde el ermitaño destacó que no echará de menos ningún tipo de lujo.
"Lo más probable es que me falten las patatas fritas belgas con filete", ironizó Vanuytrecht, quien planea bautizar a su tercer nieto, que está a punto de nacer, en la ermita.
Solo podrá ocupar su nuevo hogar entre los meses de mayo a noviembre, ya que, debido a las bajas temperaturas en la región, resulta inhabitable en invierno.
El antecesor de Vanuytrecht, un sacerdote de Viena, aguantó un solo verano en este lugar, pero antes de él un monje benedictino habitó la ermita durante doce años.
La ermita, que aprovecha una cueva natural alpina, es una de las pocas de Europa central en la que todavía vive un eremita.
"Este es mi sitio. Aquí quiero estar", fue lo primero que se le pasó por la cabeza, dijo Vanuytrecht tras leer el anuncio que publicó la parroquia de Saalfelden.