PNP: conoce más de las dos primeras mujeres generalas
PNP: conoce más de las dos primeras mujeres generalas

La abogada Ángela García Estación y la neurocirujana María Hinostroza Pereyra salieron del anonimato el 18 de diciembre pasado, cuando sus nombres aparecieron en la lista de ascensos de la . Eran las dos primeras mujeres que accedían al máximo rango en la institución: general.

Las generalas no solo han asumido nuevas responsabilidades sino que también han cambiado su rutina al dar entrevistas, posar para las fotos, recibir saludos, abrazos, felicitaciones y, sobre todo, ver a muchos hombres y mujeres de la institución policial cuadrarse ante ellas y decirles: “Mi generala”.

Tanto Ángela como María provienen de familias de policías. El padre de Ángela fue general y su madre suboficial. Hasta su mascota era de la brigada criminal. El padre de María era coronel.

“Deseaba ser policía, pero mi papá quería que primero estudie una profesión. Al graduarme de abogada, ingresé a la PNP. Por la emoción, mi papá murió de un infarto cuando le daba la noticia a sus amigos”, recuerda Ángela García, de 53 años, soltera, con 27 años en la PNP.

“Siempre tuve la vocación de ser médico y el cariño a la Policía. Obtuve una beca en Francia, donde me especialicé para que mis pacientes tuvieran la misma atención que en Europa”, relata María Hinostroza, de 48 años, neurocirujana, casada, con un hijo de 8 años, con 26 años en la institución.

¿DISCRIMINADAS? Ángela asegura que nunca se ha sentido discriminada en la Policía por ser mujer, que ha trabajado en las mismas condiciones que los hombres, que siempre reconocieron su capacidad profesional, aunque no niega que pueda haber casos aislados de discriminación. “En 1997, con el grado de capitán, era jefa de asesoría legal”, cuenta la abogada.

María dice que la mayoría de sus colegas son varones. “Cuando entré a la Policía, ocupé el primer lugar, cuando ascendí a coronel, también”, recuerda la doctora.

MÁS RETOS. Como directora de Defensa Legal de la Policía, Ángela se concentrará en defender a los agentes que son agredidos y denunciados en el cumplimiento de su labor, como los policías de tránsito cuando imponen una papeleta.

En la dirección de operaciones de los Servicios de Salud de la Policía, María quiere mejorar la atención a la familia policial y combatir la deshumanización de la profesión médica. “Seguiré operando. Tengo pacientes que me están esperando”, dice.

Al acceder al máximo rango, en algunos años las generalas pasarán al retiro. Cuando esto ocurra, Ángela apoyará a la Policía, desde donde esté, María también, además de enseñar medicina.

¿Por qué las oficiales de servicio han llegado a generalas y no las de armas? “Para ascender debe transcurrir un tiempo de servicios. Ya nos tocaba. En 1997 ingresó la primera promoción de oficiales de armas. Ellas ya tienen grado de comandante, luego serán coronel. Dentro de algunos años, podrán ascender a general y teniente general, y alguna será la nueva directora general de la Policía”, explica Ángela.

“Representamos la expectativa de muchas mujeres, el sueño de las que empiezan, de las que están por llegar”, concluye María.

Ambas generalas destacan por su don de mando pero, sobre todo, por su don de servicio.

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