Katie Stubblefield tenía solo 18 años cuando una bala la dejó "casi" sin rostro. Eran épocas difíciles para la joven y una mala decisión hizo que se convierta en una de las primeras personas con un trasplante de rostro.

"No me di cuenta lo duro que fue hasta que pasé mi manos por mi rostro y me di cuenta de todo lo que faltaba. Pensé cómo fui capaz de hacer esto", señaló la mujer.

A los 18 años tomó una decisión fugaz, se encerró en el baño y se disparó al rostro. La bala no la mató, no pasó por su cerebro; sin embargo, la dejó con bastantes problemas.

A sus padres le dijeron que ella no volvería a caminar, estaría en una cama y jamás volvería a hablar. Sin embargo, ella mostró que quería salir adelante.

Los cirujanos fueron capaces de reconstruir su cara y trasplantaron el rostro de una mujer que murió por sobredosis. El 3 de mayo del 2017, el día de la operación, ella sintió que era un nuevo capítulo para su vida. Luego de 31 horas ella despertó.

Ahora, casi dos años después, sigue realizando terapias para hablar. Es más, ella quiere estudiar y tener una familia. "Tener una carrera, me volveré profesora o consejera, y me gustaría conocer a alguien y tener una familia. Vale la pena la vida, es un tremendo regalo", señaló la joven a la BBC. 

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