Chile también tiene su Cerro San Cristóbal, pero otra es la historia (FOTOS)
Chile también tiene su Cerro San Cristóbal, pero otra es la historia (FOTOS)

Lima y Santiago de  tienen, cada una, su . Los conquistadores españoles decidieron llamar así a ambas montañas para que los indígenas del  y del Mapocho creyeran en Cristo y en la Virgen, a fin de que dejaran de adorar a la luna y los astros.

Al San Cristóbal chileno subí siempre en funicular (un viejo carrito de metal que recorre en riel de abajo a arriba). En ese lugar está el zoológico y me preocupaba el jaguar amazónico que vivía allí. Mi amigo felino la pasa mal por el hielo que siempre hay en Santiago en agosto. Todo zoológico es una cárcel que, sinceramente, debería abolirse.

VERDOR VS. SEQUEDAD. 

El San Cristóbal de Lima también tiene animales, pero no en zoológico, sino al volante de los buses turísticos que por cinco soles te pueden matar, como pasó ahora. Conozco bien los dos cerros. Reconozco que el chileno es verde y florido porque llueve mucho. El limeño es un cerro pelado y triste, bajo un cielo igualmente feo y gris.

La diferencia es lo que hay abajo: Lima antigua es señorial, altiva y preciosa. Santiago centro y el barrio de Bellavista chileno son, al lado de esa Lima, pobres y sin atractivo. El centro de Lima, unido al Rímac, Los Descalzos y Paseo de Aguas, debe ser el espacio arquitectónico más hermoso de toda Sudamérica, después de Cusco.

Hoy hay teleférico en el San Cristóbal chileno. En Lima, solo están los buses asesinos que matan chilenos y peruanos, y que nos avergüenzan. Pero no solo ello. Al pie de nuestro cerro, Rímac sigue descuidado. La historia no está en el cerro, compatriotas (aunque algo vale esa cruz gigante del expresidente Leguía, al menos).

COLOR Y SABOR. 

La historia está abajo, en el Rímac, en Malambo, en la calle Marañón, en San Lázaro, en los balcones moros, en el mirador de Ingunza, en la Quinta de Presa, en el Baratillo, en todo Abajo el Puente de Bartola Sancho Dávila, del criollazo Luciano Huambachano y de los piqueos de Rosita Ríos, la mejor cocinera de Lima, en lo que hoy es Ciudad y Campo.

Al lado de eso, sinceramente, el triste cerro San Cristóbal es solo una montaña fofa, depresiva y hoy sinónimo de esa informalidad que, ya es hora, debemos desterrar para crecer como país. 

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