Tras la disolución del Congreso, varias calles del Centro de Lima fueron cerradas y en estas se colocaron rejas para impedir el paso peatonal y vehicular. Esta situación ha generado malestar en los dueños y comerciantes de los negocios aledaños al Congreso de la República.
Varios comerciantes señalaron a Diario Ojo que las ventas han disminuido hasta en más del 50%. “Que esto ya acabe, somos los perjudicados, las deudas no perdonan. Pido al Presidente y excongresistas que paren esto. El Perú no puede seguir así”, dijo una de las comerciantes, quien sostuvo que los clientes no acuden al Centro de Lima por temor a las bombas lacrimógenas y protestas.
“Que cierren el Congreso pero no nos cierren a nosotros”, señaló la señora Luz, dueña de un negocio ubicado en el cruce de los jirones Ayacucho y Áncash.
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