El profesor australiano Gill Boehringer, de 84 años quien está delicado de salud, lleva cinco días en el aeropuerto de Filipinas tras ser acusado de participar en dos protestas políticas y apoyar a la guerrilla comunista.
El pasado 8 de agosto, las autoridades migratorias le negaron la entrada al país y ordenaron su deportación al considerarlo "una amenaza para el orden público". El extranjero viajó a Manila para iniciar un tratamiento médico.
"Parece que ahora en Filipinas casi cualquier persona puede ser calificada de terrorista o en asociación con terroristas. Yo niego la acusación. Ciertamente no soy partidario del terrorismo de ningún tipo", se defendió Boehringer en un comunicado.
Los abogados del profesor solicitaron la semana pasada que se le autorizara a ingresar en Filipinas "por razones humanitarias" para recibir atención médica ya que padece una embolia pulmonar, petición que fue denegada por la Oficina de Inmigración.
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