Un final feliz tuvo la historia de los niños rescatados de una cueva en Tailandia. Sin embargo, los rescatistas no solo tuvieron que realizar una serie de hazañas para salvar a estos niños y a su tutor sino también ver la forma que estos no se vean psicológicamente afectados.
"Los chicos estaban bajo el efecto de tranquilizantes para evitar que entraran en pánico. No estaban totalmente aturdidos, pero no reaccionaban con normalidad", fue la información que brindó el buzo danés Ivan Kardzic a una radio de su país, en relación a los primeros niños rescatados el domingo pasado.
Como se recuerda el lunes pasado otros cuatro niños lograron salir de la cueva. Fueron 18 buzos profesionales los que integraron el equipo de rescate.
El buzo Kardzic participó en el rescate del domingo a cambiar las bombonas de oxígeno y contó que todos estos profesionales simularon qué deberían hacer si se encontraban con posibles escenarios catastróficos, como por ejemplo: equipamiento que se estropea, niños que caen presas del pánico, se ahogan y a los que hay que reanimar.
"Estábamos preparados, pero no pasó nada. Todos estaban en sus puestos e hicieron justo lo que debían hacer", explicó Kardzic a la agencia de noticias Ritzau.
Una de las dificultades de la misión es que gran parte de los niños no sabían nadar. Los chicos "parecían algo atemorizados, pero no entraron en pánico. Sonrieron y dijeron gracias", explicó el buzo.
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