Ante la detección de la variante ómicron en el país, la posibilidad de una tercera ola en el Perú aumenta. Sin embargo, pese a lo vivido en la primera y segunda ola, las condiciones de trabajo de los médicos intensivistas continúa siendo precaria.

Según la Sociedad Peruana de Medicina Intensiva (Sopemi), la brecha de estos galenos, especialistas en la atención de los pacientes con COVID-19 más graves, se mantiene pues solo hay 750 y se requieren hasta 3200. Esto evidencia un déficit que impactaría en la atención de los los enfermos.

Además, no se ha priorizado la contratación de intensivistas en las instituciones en las instituciones, incluidas aquellas que tienen áreas UCI -COVID-19.

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También siguen habiendo límites en las horas extras que no les permite trabajar doble turno o más tiempo. “Lamentablemente en medio de la pandemia se vienen sancionando a médicos por prestar o haber prestado servicios en dos instituciones del Estado y varios han renunciado”, refirió la institución.