'Como lo conozco desde hace 20 años, creo que va a cambiar totalmente a la Iglesia. Le va a hacer frente a todos los problemas; se van a sorprender', dijo a la AFP la podóloga del ahora papa, en una antigua barbería de Buenos Aires.
Mirta Director, de 60 años, contó que la última vez que atendió los pies del exarzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio, una semana antes de que éste viajara a Roma para asistir al cónclave del Vaticano, le preguntó si aceptaría el pontificado en caso de ser el cardenal más votado.
'A algo tan importante no se puede decir que no', le contestó el hoy papa Francisco en la pequeña sala de la barbería ubicada a metros del Arzobispado de Buenos Aires y frente a la histórica Plaza de Mayo, donde el prelado también se cortaba el cabello.
'Un orgullo haber atendido como cliente durante 20 años a Monseñor Bergoglio hoy Papa Francisco', reza un cartel colocado en la vidriera del local.
Director recuerda a Bergoglio como un hombre 'encantador, muy agradable y muy humilde' que 'nunca aceptó que no le cobrara' los 80 pesos (16 dólares) de la sesión de podología.
'En una ocasión el tren en el que yo viajaba todos los días a Buenos Aires desde Burzaco (periferia sur) se detuvo hasta el horario en que Bergoglio tenía un turno. Lo llamé y me dijo que no me preocupara y me esperó una hora', cuenta orgullosa esta mujer tímida en su modesta salita, donde colgó un cartel con la foto de su famoso cliente con la leyenda 'Papa nuestro'.
Al resaltar la humildad como rasgo de la personalidad del excardenal, dijo que 'jamás aceptaba que le pusiera una toalla en los pies al terminar la sesión, como hacía con todos los clientes'.
Añadió que 'nunca llegaba con custodia' al local del edificio Roverano, que cuenta con galería comercial y es uno de los más antiguos de Buenos Aires (1878).
'Puede ser', dice con una sonrisa al ser consultada sobre si el ahora papa concurría a su consultorio por ser un religioso caminante, aunque aclaró que no tenía problema alguno en sus pies.
Director dijo que la madrugada del martes 'sin duda' estará en la histórica Plaza de Mayo, a metros de donde trabaja, para observar en pantalla gigante la ceremonia de entronización de Francisco, a la que se espera asistan miles de personas.
'Parece mentira que después de 20 años no lo vamos a ver más', dijo con lágrimas en los ojos Alicia Chacomano, empleada de la barbería que atiende la venta de billetes de lotería, aunque aclaró que Bergoglio nunca tentaba la suerte.
Al igual que la podóloga, Chacomano destacó la sencillez del ahora pontífice, quien hablaba con ambas de 'casi todos los temas'.
'Lo que más admiro de él es que en el Vaticano se haya calzado la misma cruz y los mismos zapatos con los que venía acá', añadió la empleada con aire nostálgico.