Ser padre de una niña transformó por completo la vida del periodista Antonio Orjeda. A pesar de que su profesión lo había llevado a entrevistar a más de medio millar de mujeres, entre ellas ejecutivas, empresarias y emprendedoras, que más adelante dieron vida a Mujeres Batalla (2007), la llegada de Miranda generó en él un compromiso mucho más firme: quería fomentar la de desde la . Camino en esa dirección ha publicado, desde el 2019, la trilogía “Mancha Brava”, libros que reúnen las historias de peruanas fuertes, reales y que han luchado contra las adversidades para hacer realidad sus sueños.

En marco del , conversamos con el comunicador sobre su última entrega, “Mancha Brava: Colegialas” que ha trabajado en equipo con su primogénita, de la mano de diversas empresas y lectores que hicieron posible su versión impresa. La versión digital y gratuita la pueden descargar en.

¿Por qué te animaste a entrevistar a estudiantes? Esta propuesta nació con la idea de ser atractivo no solo para chicas, sino también para chicos, es un error porque nos olvidamos del otro 50%. Quiero que ellos encuentren en los libros historias de mujeres con las que quisieran jugar e incorporar a su mancha. Tenemos a 10 niñas de la costa, sierra y selva, de colegios públicos y privados. Una chica de 13 años que se encargó de abastecer 15 ollas comunes (Marsivit Alejo); una niña que a los 7 años fue discriminada, pero luego recitó el poema de Victoria Santa Cruz “Me gritaron negra” y hoy, a sus 14, es una líder en su región en temas de racismo (Cielo Vilela); y una adolescente que la rompe con la guitarra eléctrica y es una feminista que no se queda callada (Lucy Pérez).

¿Qué representa una mancha brava? Eso que tanto nos hace falta. Hoy el país necesita una mancha brava. Estamos partidos, necesitamos ser un grupo que trabaje más allá de sus intereses. Una mancha es un grupo humano que lo da todo por alcanzar un bien común. Es una motivación para mí trabajar en esta propuesta porque más que nunca el país necesita que seamos una mancha brava.

¿Qué consideras que tienen en común las historias de “Mancha Brava: Colegialas”? Que son niñas que han crecido con afecto de un padre, madre o de algún referente. Estas 10 menores de edad habían crecido en ambientes donde las habían empoderado, donde les daban constantemente cariño, una consecuencia de esto es que son chicas fuertes, luchan por sus sueños, por hacer realidad sus objetivos.

El factor económico, desde que empezaste en este proyecto, te ha jugado en contra. ¿Qué mueve a una persona a seguir apostando por algo que lucrativamente no lo beneficia mucho? A mí la paternidad me movió más de la cuenta, yo no esperaba lo que iba a ser en mí. Lo que yo siento es que tengo un compromiso como padre de ser un referente para mi hija. Yo quiero enseñarle, con mi ejemplo, que uno debe trabajar en aquello que le da felicidad. La crianza me ha enseñado la importancia de la felicidad, entonces, pretendo servirle de ejemplo, que me vea hacer algo que me satisface. En el proceso han aparecido propuestas laborales que eran muy atractivas, pero que me hubieran apartado por completo de esto y, la verdad, no tuve ningún reparo en decirles que “no” porque nada me quita la satisfacción de hacer esto, la alegría de trabajar esto en mancha, con mi hija, que se ha convertido en colaboradora de esta propuesta. Es un lujo.

¿Cómo era el Antonio antes de escribir historias de mujeres y cómo es el de ahora? Ya no me río de lo que me reía antes. Soy muy consciente de mi machismo, estoy atento al tema de excesos y tengo el compromiso de que, si alguien los manifiesta, se los debo hacer ver. Por ejemplo, era parte de mi cotidianidad decirle a un hombre que se quejaba más de la cuenta, “eres una niña”. Una vez solté esta frase y una amiga me hizo ver lo que acababa de decir y me quedé helado. He madurado en ese sentido.

¿Cómo es tu participación en la educación de Miranda? Es tratarla como trataría a cualquier persona. Tenemos un prejuicio respecto al niño o la niña, creemos que no nos van a entender y ese es el gran problema. Ellos son extraordinarios. Yo aprendo mucho con mi hija, desde que era chiquita, de una manera sencilla, le contaba problemas por los que estaba pasando y le pedía consejos y ella me los dabas. La magia es simplemente conversar, transmitir, no tener miedo abordar cualquier tema, los niños son muy hábiles. La crianza es el deporte de aventura más radical que existe, pero es un placer brutal.

¿Cuáles son los miedos que tienes como padre de una niña? Los hombres no somos conscientes de la cantidad de privilegios que tenemos. No puedo esconder a mi hija en una urna, ella tendrá (y está) aprendiendo a enfrentar al mundo. Parte de mi chamba es conversar, no llenarle de miedos, pero sí enseñarle que tiene que estar precavida. Enerva vivir en un país tan machista.

¿Dirías que hay un avance en nuestra sociedad frente al rol de la mujer? Definitivamente, sí, ha habido un cambio y ese cambio, es consecuencia del trabajo de ustedes. Somos una sociedad muy conversadora, tremendamente machista. El hecho de que estemos hablando esto ya es prueba de que hay un cambio. Cada vez hay más empresas que tienen áreas que trabajan el tema de la equidad, hay organizaciones que están trabajando por el tema. Incluso, el libro Mancha Brava yo lo hago por mi cuenta, pero con el apoyo de empresas, pero falta muchísimo por hacer, lo tenemos todo en contra; como país, las opciones políticas en boga, están más bien en contra de lo que debería ser. Se quieren tumbar la Sunedu, la gente que absurdamente se hace llamar Profamilia quiere acabar con toda la propuesta de equidad de género, entonces, con mayor razón, necesitamos que seamos una mancha brava que trabaje para fortalecer la equidad. Si los adultos estamos perdidos, entonces hay que trabajar con la infancia y es la razón por la cual apunté a ellos.

2019: Presentó “Mancha Brava” donde narra las historias de mujeres exitosas, como la de Susana Baca, Patricia Barreto y Sonia Medina.

2020: Publicó su segundo libro, digital y gratuito, “Mancha Brava / Las Heroínas de la Pandemia”.

MÁS SOBRE EL AUTOR

Antonio es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Lima y ha llevado cursos y talleres de literatura infantil. En Lima, sus libros se encuentran a la venta en El Virrey y Placeres compulsivos; a nivel nacional, en la cadena Crisol y en la librería virtual Buensalvaje.

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