Clayton Jones, titular de esa empresa estadounidense, número uno en sistemas de comunicación militar y aeronáutica, aseguró al diario francés Le Figaro que ya es posible confiarle a la electrónica la suerte de cientos de pasajeros. Un solo piloto en la cabina, asistido por máquinas modernas, debería bastar para conducir aviones de línea con toda seguridad, como ya sucede con ciertas aeronaves de carga. 'Es técnicamente posible, pero difícil de hacer aceptar', se lamentó.
Se ha vuelto innecesario tener un segundo piloto debido a las nuevas tecnologías de comunicación y a la orientación vía satélite. Precisamente Rockwell Collins trabaja en la puesta en marcha de un nuevo sistema de tráfico aéreo de última generación para facilitar aún más la tarea del piloto. La automatización avanza al punto de volver realidad lo que hasta hace poco parecía increíble.
Le Figaro recuerda que la idea había sido avanzada por el CEO de la empresa de viajes económicos irlandesa Ryanair, Michael O'Leary: 'Basta con un piloto, ¡en serio! La computadora hace casi todo el trabajo'.
La pregunta obvia es qué pasa si ese conductor único sufre algún malestar. La respuesta de O'Leary fue que le bastaría con hacer sonar una alarma para ser inmediatamente reemplazado por una azafata entrenada para aterrizar la máquina. Suena como si una cirugía fuese completada por una enfermera en ausencia del doctor... Algo así pensaron los pilotos de Ryanair al escuchar a O'Leary: propusieron entonces reemplazar al CEO por un miembro del equipaje de cabina...
Ironías aparte, surgen dos temores, del personal por un lado y de los pasajeros por el otro: a los despidos los unos, a abordar un avión sin conductor suplente los otros.
Las normas internacionales siguen exigiendo a las empresas volar con dos pilotos. Pero para Clayton Jones no hay dudas: el cambio vendrá de todos modos. 'Así como pasamos de tres pilotos a dos, no dudo de que pasaremos al piloto único, sostiene el patrón de Rockwell Collins. No sé cuando será. Dependerá del factor miedo, es decir de la capacidad de los pasajeros y de las empresas para aceptar esta evolución'.
Y, como es sabido, la mentalidad es lo más difícil de cambiar.
Fuente: Infobae