El Señor de los Milagros salvó la vida de mi hija y por eso le seré eternamente agradecida, manifestó Julia Yesquén, mientras abrazaba a su pequeña nieta Caroline (7), quien hace dos años casi muere tras caer del segundo piso de su vivienda.
Doña Julia relató a OJO que los médicos dijeron que su pequeña podría morir o nunca más volver a hablar, pero luego de dos meses de rezar y encomendarse al Cristo Morado, Caroline reaccionó justo en octubre de 2011: despertó del coma y volvió a ser la de antes.
Ahora mi nieta hace una vida normal gracias a este milagro. Desde dicho año toda la familia viene siempre a depositarle nuestros agradecimientos al Cristo de Pachacamilla, refirió la mujer, mientras entre lágrimas recordaba el accidente.
Contó que aunque su familia siempre fue devota del Señor de los Milagros, cuando su pequeña nieta se accidentó no tenían fe en nada. Sin embargo, un primo la instó a no perder la esperanza y apoyarse en Dios.
El Señor es la única imagen que realmente ayuda a cientos de peruanos todos los años. Por sobre todo devolvió al Sol de mi vida, por eso le debo la vida, agregó la devota mujer que entre sus dedos llevaba un rosario morado, color alusivo al Cristo Moreno.
Al igual que doña Julia, mares de fieles llegaron ayer domingo con fervorosa pasión a la iglesia de Las Nazarenas, en el Cercado de Lima, para tocar la venerada efigie y rendirle homenaje.
Mujeres con niños pequeños en brazos, discapacitados y personas de avanzada edad hicieron largas colas hacia el Cristo Morado, mientras escuchaban la liturgia y se preparaban para su penúltimo recorrido procesional del año. El gentío generó también atolladeros vehiculares en calles del Cercado de Lima.