El número de muertes por los temporales que azotan al sur de Brasil, ocasionando inundaciones nunca antes vistas, suma ya 137 víctimas, según el reporte divulgado ayer por la Defensa Civil.
En total, ya son 444 ciudades afectadas y 1.950.000 personas damnificadas por lo temporales de la región. Entre las víctimas figuran también peruanos que radican en el país del sur y que actualmente pasan momentos muy díficiles, al haberlo perdido todo.
Ese es el caso de la peruana Enriqueta Aguilar Flores, quien radica en Brasil desde hace 30 años. La gran inundación destrozó su casa y su salón de belleza.
“Salimos con la ropa que teníamos puesta y tomamos nuestros documentos. No nos dio tiempo para sacar nada más. Tome a mis dos perritos y junto a mi hijo de 23 años y esposo corrimos 8 cuadras para llegar donde estaba el carro estacionado y huir del lugar. Salimos con el agua en la cintura. Si nos quedábamos un momento más, el agua nos cubría por completo y podíamos ahogarnos”, narró la mujer quien vive en Río Grande (RS ) Porto Alegre, una de las zonas más devastadas por el desastre natural.
Su negocio, un salón de belleza, cerca de su hogar, también resultó afectado.
“Todo el primer piso de mi casa se llenó de agua y el segundo piso también se empozó un poco. La moto quedó destruida bajo el lodo y agua, al igual que mi refrigeradora, mi ropero, nada se salvó (...) Mi salón de belleza, negocio que tengo desde hace 18 años también resultó inundado y dañado por completo. Jamás imaginamos que un desastre natural de esta magnitud nos iba a destruir por completo la vida... Mi familia me llama todos los días desde Perú, no se lo deseo a nadie esto que he pasado, es una desgracia”, contó.
“Pude salvar a mi hija, en minutos vimos agua en la pista y luego minutos después el agua comenza a inundar el primer piso. Cuando el agua iba avanzando hasta el cuello dijimos “esto es grave”, acá podemos morir y flotamos prácticamente en un tabla de madera y otros vecinos nos ayudaron” contó por su parte otro peruano afectado, que vive 20 años en Brasil.
Al menos unas 141 personas continúan desaparecidas, mientras que más de 400.000 han sido desplazadas, de las cuales unas 340.000 han tenido que refugiarse en casas de amigos y familiares y unas 71.000 en albergues improvisados por las autoridades.