Una de las enseñanzas que nos deja Ratatouille es que el talento no es sólo algo con lo que algunas personas nacen, sino que hay que ejercitarlo y protegerlo. No importa el lugar de origen, ni la raza ni la clase social, siempre que se quiera lograr algo, se debe luchar por ello. Así, con esfuerzo, algún día se encontrará el camino que termina en aquella meta que tanto se anhela.