Magaly Moro

Juan Carlos (45 años, Lince). Doctora Moro, me siento devastado. La mujer de mi vida ha decidido entregarse a Dios.

Cuando conocí a Cecilia, su amor por Jesucristo era indiscutible, siempre ha respetado los mandamientos del Señor y yo era feliz porque me gustan las mujeres conservadoras; pero de ahí a querer dejarme para ser monja, me parece una locura.

Hace una semana tuvimos una fuerte discusión y me dijo: "Eres el segundo hombre que conozco y eres igual al otro". Esas palabras me hirieron porque se atrevió a compararme. Todo a raíz de que encontró una conversación por WhatsApp con una amiga del trabajo. Ya le he explicado que no tengo nada con ella, que solo es una compañera con quien me llevo bien. Sin embargo, Cecilia ha preferido no creerme.

Entiendo que ello se debe a una mala experiencia vivida con su ex, pero yo no tengo nada que ver con eso. Le expliqué que no tiene que ser radical, que si quiere me termine porque creo que podría reconquistarla nuevamente, pero de ahí a hacerse monja, me parecía demasiado. Pero ella está convencida de que no nació para amar, que siempre fracasará en ese plano de su vida. Lamento mucho haberla lastimado con mis acciones, sí, quizá no le estuve dando la atención y tal vez hablaba mucho con esa otra persona, pero de ahí a serle infiel hay un gran tramo.

He pensado que me dice todo esto por molestarme, pero su actitud me hace creer que es en serio. Ceci asegura que es una idea que viene pensando hace meses. Ayúdeme, ¿qué hago?

OJO CONSEJO:

Estimado Juan Carlos, al parecer Cecilia está actuando producto del enojo. Demuéstrale con acciones, tiempo y dedicación que ella es la única mujer de tu vida. Sé paciente y evalúa qué actitudes tuyas debes modificar para ser mejor. Si ella persiste en su decisión pese al tiempo, debes aceptarla y dejar que siga su camino. A veces es mucho más sano soltar lo que no es para nosotros.