Magaly Moro

Carlos (44, San Martín de Porres). Señora Moro, le escribo desesperado porque ya no sé cómo lidiar con mi esposa Martha. Llevamos 22 años de casados y tenemos 3 hijos maravillosos; sin embargo, siento que ya no la tolero.

Por muchos años, doctora, he sido un hombre con “una paciencia de santo”. Martha es una mujer que no solo tiene un carácter muy especial, sino que además su felicidad radica en la aprobación del resto. Muchas veces la hemos pasado muy mal económicamente, no obstante, siempre nos la hemos tenido que ingeniar entre los dos para superar los problemas porque “pedir ayuda” estaba prohibido. “Cómo vas a permitir que la gente se entere de nuestros asuntos. ¿Para qué? Acaso quieres que seamos la comidilla del barrio”, respondía mi mujer. Usted no sabe la cantidad de veces que he escuchado ese argumento. Incluso, aun cuando un familiar se ofrecía a apoyarnos, ella respondía que todo estaba bien.

Actualmente, yo me encuentro sin trabajo, lo perdí a inicios de la cuarentena y he buscado incansablemente una oportunidad laboral, pero no he tenido éxito. Hace poco, un primo de Martha me comentó que está buscando ingenieros para su empresa, el sueldo es mucho más bajo del que yo percibía, pero quiero volver a ejercer mi carrera. Sin embargo, Martha se opone a que cuente que estoy sin trabajo y que acepte ese sueldo “miserable”.  Estoy harto de ella, hasta he pensado en divorciarme. No puedo creer que pese a todo lo que estamos pasado, siga con sus pretensiones. Solo quiere proyectar que somos una familia acomodada y exitosa. ¿Qué hago, doctora? Ayúdeme.

Ojo al consejo

Estimado Carlos, entiendo perfectamente tu malestar, no es para menos. Te recomiendo que hables seriamente con Martha y le cuentes que hasta estás pensando en divorciarte por sus actitudes, quizás la ayude a recapacitar. Si aún la amas, también te sugiero que busquen ayuda psicológica, quizás Martha ha sufrido algún trauma y por eso tiene ese comportamiento. Suerte.