Magaly Moro

Pedro (27, Surco). Señora Moro, no estoy aquí para criticar la apariencia de nadie, pero me siento vilmente engañado por Sandra, una chica con 8 mil seguidores en Instagram y que, según sus fotos, era una hermosa mujer.

A esta chica la conocí a inicios del aislamiento obligatorio; producto del aburrimiento del encierro, comencé a husmear diversos perfiles de mujeres y escribirles “Hola”, solo para probar un poco de suerte. Entonces, Sandra me respondió con una carita feliz, fue desde eso que entablamos una conversación que se prolongó por meses. Debo confesar que me quedé atónito con su respuesta, pues parecía una ‘influencer’, tenía miles de seguidores y en sus fotos aparentaba ser una modelo: la piel tersa, las cejas pobladas, los labios gruesos y el cabello siempre en su lugar. Me sentí tan afortunado de hablar con una mujer como ella, que la presumí entre los feos de mis amigos.

Cuando empezaron poco a poco a levantarse las restricciones de salidas, yo le proponía vernos, aunque sea un ratito, de lejos y ella se negaba. Un día le dije que mejor me alejaría porque parecía que no era una persona real, fue entonces que me aceptó una salida.

Cuando la vi, fue una decepción total: era muy pequeña, su cuerpo no parecía el de las fotos y sus ojos tenían 2 kilos de maquillaje. Lo peor vino después. La notaba nerviosa, pero pensé que era por la cita, es normal; sin embargo, cuando se quitó la mascarilla, me di cuenta que es una engaña muchachos. Era fea, doctora. Apenas y había un aire de la chica de la que me enamoré en Instagram. No dije nada, no quise ser cruel, pero ahora no deja de acosarme. ¿Qué hago?

Ojo al consejo

Querido Pedro, aunque dices que no quieres juzgar a nadie por cómo luce, lo estás haciendo. No obstante, Sandra tampoco debería subir fotos que se alejen mucho de la realidad.

Te aconsejo que le digas que las cosas no funcionaron como te imaginabas, que no sientes química. Sé amable con ella y aléjate de una manera educada, sin herir sus sentimientos. Suerte.