La perdí por cobarde
La perdí por cobarde

Tomás (44, Callao). Hace unos cinco años conocí a Amanda y me enamoré como un loco de ella, pero no era una cuestión física, sino amor de verdad. Ni siquiera cuando era jovencito sentí algo similar por alguna mujer. Es más, ni siquiera por mi esposa con quien llevo seis años de casado.
La conocí en casa de un amigo y después la vi varias veces porque es amiga de la esposa de mi compañero. Coincidimos en varias reuniones y entablamos una relación sentimental muy fuerte.
Hice malabares para que mi esposa no se entere de nada porque tenemos una hija de cuatro años y si sabe que le he sido infiel sería capaz de botarme de su lado y no dejar que vea a mi niña, pues por ella continúo con el matrimonio.
Sin embargo, doctora, no supe valorar el amor de Amanda y cuando ella me decía que era mejor terminar aun amándonos, pues sabía que sería difícil que me divorcie y no quería ser la amante eterna, aunque yo siempre la convencía de seguir juntos.
Y es que seguía con mi matrimonio por mi hija y confieso también porque me daba temor la reacción de mi esposa. Pasó el tiempo, doctora, y un buen día Amanda me dijo que no podía seguir conmigo, que estaba perdiendo su tiempo junto a mí porque nunca podríamos vivir juntos y ella también soñaba con casarse y tener hijos, pero a mi lado no concretaría esos planes. Nos separamos por dos años y todo el tiempo no hice otra cosa que pensar en ella. Mi vida transcurría en medio de la monotonía, hasta que mi esposa me dijo que amaba a otro hombre y me pidió el divorcio. Me di cuenta que fui un tonto y que así como ella decidió tomar el camino del amor yo debí hacerlo en su momento con Amanda.
Pero cuando fui a buscarla ella ya no estaba, doctora, se había casado y mudado. Tenía un hogar formado. La encontré en su trabajo y me dijo que se cansó de esperarme, que había encontrado a un buen hombre con el que era feliz y me pidió que la olvidara.
Fui un tonto, doctora, y ahora estoy como alma en pena, decepcionado, desilusionado y viendo a mi hija sólo los fines de semana, pues su madre me puso régimen de visita.