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Magaly Moro
Juvenal ( 46 años, Centro de Lima). Doctora Magaly, soy un hombre muy trabajador que hace tres años conoció a Celeste, una mujer joven, alegre e inteligente. Me cautivó al instante por su forma tan dócil de ser, sin embargo, ese buen trato fue desapareciendo con el tiempo; luego de un año mostró su verdadera personalidad.
Al notar que estaba muy enamorado de ella, empezó a amenazarme, me decía que si no solventaba sus estudios, me dejaría. Me interesaba que estudie, pero odiaba la forma en la que me lo pedía. Es más, ya no quería ni que la toque ni intimar conmigo. A pesar de todo eso, aceptaba su trato porque no quería perderla.
Resistí ese chantaje por dos años, es decir le pagué casi toda su carrera en un instituto privado, pero la situación cambió cuando mi negocio estuvo al borde de la quiebra y ya no pude asumir las mensualidades. Ella, sin pensarlo dos veces, me abandonó, me dio la espalda y se alejó diciendo que era un viejo pobre y asqueroso.
Ya pasaron nueve meses de su partida y gracias a Dios mi economía ha mejorado, pero mi corazón no. Aún la amo. Hace unos días me enteré que ha terminado su carrera y moría de ganas por llamarla para felicitarla, pero sabía que si lo hacía, no iba a poder controlar la emoción y le iba a decir todo lo que aún siento por ella.
Necesito que me dé un consejo, doctora. No sé si buscarla, temo a que me rechace o, por el contrario, al enterarse de que nuevamente tengo un negocio exitoso, vuelva conmigo solo por interés, ¿qué hago?
Ojo al consejo
Querido Juvenal, eres un hombre trabajador por excelencia que no merece un amor así. El destino sacó a Celeste de tu vida, no vuelvas a caer en el mismo error.
Un cariño comprado, no es un amor sincero. Concéntrate en crecer en lo laboral y estoy segura que con el tiempo llegará una buena mujer que verá en ti más allá de las cifras de tus cuentas bancarias.