Magaly Moro

Magaly Moro

María (38 años, San Martín de Porres). Doctora Magaly, estoy furiosa con mi esposo Alberto.

El pasado miércoles hice la lista de alimentos que mi pareja debía comprar en el mercado. Tenía planeado preparar cebiche el jueves santo, y pescado frito con arroz el viernes. Como sabía que ambos días no íbamos a poder salir de compras porque el presidente Vizcarra decretó inmovilización social obligatoria, preparé una lista larga con los ingredientes que requería para ambas fechas.

Le expliqué detenidamente a mi esposo qué alimentos necesitaba y le pedí que se fijara en la calidad de los mismos al momento de escogerlos. Le hice hincapié en que no olvidara el rocoto. Él sabe que en mis almuerzos nunca puede faltar porque me encanta.

Alberto me dijo que no era necesario que le repitiera las cosas y me pidió que confiara en él. Se fue y al cabo de hora y media regresó a casa. Me contó que se demoró porque habían muchos varones que estaban haciendo cola para ingresar al mercado y que tuvo algunos “problemitas” con las compras.

Cuando empecé a sacar los alimentos de la bolsa le pregunté: “¿dónde está el rocoto?”, y, desde el baño, me respondió molesto: “está en la bolsa. ¿No lo ves?”. Le dije que no lo encontraba. Entonces, Alberto entró a la cocina y sacó de la bolsa un pimiento. “Este es, mujer”, gritó. Le respondí: “¡eso no es rocoto, te equivocaste”. Él no supo qué más decir y se rió. Me dejó sin rocoto. Desde ese miércoles a las justas le hablo. ¿Qué opina, doctora?

Ojo al consejo

Estimada María, entiendo tu molestia; sin embargo, creo que debes ser más comprensiva con tu esposo. Evidentemente Alberto tiene dificultades para reconocer los alimentos y eso es porque él no suele hacer las compras diarias. Comunícate mejor con él. No vale la pena molestarse por este incidente. Ahora más que nunca deben estar unidos. Suerte.