Me conquistó en Agua Dulce
Me conquistó en Agua Dulce

Por: Magaly Moro

magalymoro@grupoepensa.pe

Francisco (28 años, La Punta). Doctora, estos últimos días no he dejado de pensar en una señorita que me dejó sin palabras. Le cuento que hace una semana estuve en la playa Agua Dulce. Fuimos doce personas, entre mis padres, hermanos, tíos y primos, cada una tomó su propio rumbo después del almuerzo de fin de semana. No conocía a nadie por allí, pero me llamaba la atención las terrazas de los edificios de Chorrillos. De pronto, un cuerpo veraneante me observaba detenidamente. Retrocedí con temor para comprobar si me estaba mirando y escuché una sexy voz. “No eres de aquí, ¿verdad?”, me preguntó. Noté que se trataba de una bella mujer y, de inmediato, inicié una conversación. “¿Cómo te llamas?”, le dije. Doctora, debo confesar que su soltura me atrajo demasiado. Me encantó que sea tan libre y directa. A las pocas horas me pidió que le echara el bronceador en la espalda. Toqué su piel y era tan suave que creí que estaba en las nubes. Cerré los ojos y, cuando los abrí, ella estaba mirándome de frente para decirme su nombre. “Me llamo Jimena”, respondió. Hasta ahora no he podido olvidar ni su esbelta figura ni su personalidad que me dejó tonto por días. Me dijo que estaría allí cada fin de semana y no sé muy bien qué hacer. He estado saliendo con una amiga de mi barrio, pero no siento algo tan especial por ella como por Jimena. Quiero conocerla, pero no tengo ni los recursos ni la valentía de visitarla de nuevo. Pienso todos los días en ella y creo que debería invitarle un cebiche. Doctora, no creo que sea una ilusión de verano, ¿qué debo hacer?

OJO CONSEJO:

No juegues con ambas personas a la vez. Aclara tus sentimientos antes de tomar una decisión. Tu corazón te dará una respuesta. Suerte, Francisco.

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