Me enamoré de una censadora
Me enamoré de una censadora

Por: Magaly Moro

magalymoro@grupoepensa.pe

Mateo (19, San Juan de Lurigancho). Doctora, todo sucedió la noche del censo. Como era un día inamovible decidí quedarme pegado a mi cama hasta que acabase por completo el censo para ir a una fiesta con mis amigos por la noche. Les pedí a mis padres que no me interrumpiesen en mi descanso, puesto que estaba agotado y quería estar rehabilitado para la noche. Mi hermano menor me insistió en mantenerme despierto para responder las preguntas, pero no me interesaba, total, mi mamá se iba a encargar de aquello. Le dije que solo me levantara en caso de que la censadora sea una chica linda. Tras hacerle prometer aquello me dejó en paz y pude descansar hasta cerca de las tres de la tarde, cuando mi pequeño hermano toco la puerta muy fuerte y me avisó que la empadronadora era muy simpática.

Le dije que no molestara, puesto que mi solicitud era una broma. Le hice caso para no romper sus ilusiones y me levanté. Efectivamente, pude comprobar que la empadronadora era muy bella. Era colombiana y muy bien formada. Traté de no distraerme y contesta las preguntas. Terminada la entrevista me dirigí a mi cuarto. Por la noche antes de salir, comprobé que en mi buzón de mensajes del Facebook me habían hablado. Se trataba de la colombiana. Hablamos un rato y me dijo que le parecí simpático. Le devolví el halago y la invite a la fiesta. Me dijo que no podía porque estaba cansada, pero que deseaba mi número para hablar de manera más íntima. Admito que me impresionó su impulsividad, pero acepté. Juro que me enamoré.

OJO CONSEJO:

Las cosas menos pensadas suceden en un instante. Solo te queda despejar cualquier duda sobre ella y confirmar si ella quiere contigo algo fugaz o más serio.

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