Me enamoré en el circo
Me enamoré en el circo

Por:

magalymoro@grupoepensa.pe

Gabriela (25 años, San Juan de Miraflores). Doctora, le confesaré que no soy peruana, sino venezolana. En mi país, daba clases de yoga, pole dance y, durante la temporada de circos, trabajaba como contorsionista. Sin embargo, la crisis económica hizo que migrara a este país, que pese a sus problemas me ha tratado bien. Ahora me encuentro trabajando en un circo. Sé que este trabajo es temporal, pero tengo pensado ahorrar todo lo que pueda para enviárselo a mi familia. Allá me esperan mis padres y mi pequeña hija.

El trabajo en este circo peruano es muy intenso, practicamos casi todo el día, ensayamos una y otra vez para brindar al público el mejor show. No obstante, entre mis planes no conté con que me sentiría atraída por Samuel, el malabarista. Más allá de su talento para dominar diez mazas o siete sombreros, tiene una personalidad agradable. Siempre atento y con una sonrisa está presto a ayudar en lo que haga falta. Una vez, antes de iniciar la función, pasé por su carpa y lo vi desnudo, a punto de vestirse. Me escondí y lo vi entre los pequeños huecos de la carpa. Me quedé paralizada. Me encantó lo que vi. Desde entonces me he estado acercando a él para conversar, siempre del trabajo, algunas veces de las cosas que nos gustan. He estado pensando en decirle para salir, pero no sé si eso lo vea bien o piense que soy una mujer fácil. En Venezuela, cuando alguien te gusta, si eres mujer, vas y le dices, lo mismo para los hombres. Claro, siempre con respeto, pero aquí las cosas son diferentes, son más conservadores. Doctora, ¿espero a que Samuel me invite a salir?

OJO CONSEJO:

Querida, nada pierdes con intentarlo, sobre todo si has sentido esa empatía de su parte. Estoy segura que querrá salir contigo, pero siempre con calma.

LEE TAMBIÉN:

HAY MÁS...