Me fascinan   sus cremoladas
Me fascinan sus cremoladas

Por: Magaly Moro

magalymoro@grupoepensa.pe

Gabriel (28 años, San Juan de Lurigancho). Doctora, este calor es cada vez más insoportable, sobre todo para quienes tenemos que trabajar en la calle. Hace tres años laboro como dateador; no se gana mucho, pero sí lo suficiente para pagar los recibos de casa. Durante el verano, siempre me las ingenio para protegerme del calor, pero también para saciar mis antojos. Me encantan las cremoladas, pero jamás había probado las de Irene. Un día me acerqué a su puesto y me sorprendió su atención tan amable. Tiene una sonrisa contagiosa y nunca es aburrido conversar con ella.

Me enteré de muchas cosas, por ejemplo, que es madre separada y sus dos hijos son su máxima inspiración. Sé que ella ha notado que estoy interesado en su persona, pero he sido muy cobarde para confesar mis sentimientos. Todos los días voy a verla al mediodía y le pido una cremolada de fresa, mi favorita. A veces nos quedamos en silencio y en otras situaciones nos ponemos a relatar experiencias pasadas. Ha pasado un mes, desde entonces, que no dejo de frecuentar su negocio. Lo que admiro de ella es su fortaleza para salir adelante y su capacidad para tratar con clientes complicados. Un día, un joven se acercó de forma muy iracunda y no quiso pagarle el monto de la cremolada. Yo estaba por intervenir, pero ella habló dulcemente con el señor y pudo salvar el momento. Doctora, no sé qué más decirle para ir a verla todos los días. He estado soltero por dos años y no pensé enamorarme de una mujer tan linda como Irene. Tengo miedo en ser rechazado. Nadie más sabe lo que siento. Doctora, ¿qué me aconseja?

OJO CONSEJO: 

Querido, ten seguridad y dile lo que sientes. Acércate con respeto y pregúntale si le gustaría salir contigo. A las mujeres nos gustan los hombres valientes.

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