Me obsequió una baratija
Me obsequió una baratija

Por:

magalymoro@grupoepensa.pe

Luzmila (49 años, Miraflores). Estoy muy triste, doctora Moro, casi al borde del llanto. Hace mucho no jugaba a intercambiar regalos, pero Manuel, mi esposo, me animó y acepté.

Durante más de un mes planificamos cómo sería todo. Pensamos en ir a caminar por el malecón de Barranco, ver el atardecer mientras nos dábamos besos apasionados. La verdad es que todo apuntaba a ser un día maravilloso.

Yo estaba muy entusiasmada. Había juntado una gran cantidad de dinero para comprar un bello y caro reloj, de esos que a él tanto le gustan y que lo hacen muy feliz. “Se merece eso y más”, pensé.

Entonces, el ansiado día llegó. Él llegó a la casa, me tomó de la mano, fuimos hasta Barranco, me invitó a comer en un chifa y luego recitó unos poemas que había escrito para mí. Hasta ese momento, todo fue maravilloso. Sentí que estaba muy enamorado de mí, pero cuando nos entregamos los regalos y abrí el mío me quedé sorprendida.

Me había obsequiado una baratija, un collar corriente, sin gracia, ni siquiera era de oro. Me sentí terrible. Incluso, cuando él vio el caro reloj que le di, se sorprendió y no supo qué decir.

Su rostro era de desconcierto, como si él hubiera cometido un grave error y así fue. Hubo un minuto de silencio entre ambos y él dijo: “Yo no pensé que...”. No lo dejé terminar; le dije que no importaba, pero mentí.

Doctora, cómo me va a obsequiar algo así, no lo entiendo. Ahora estoy disgustada con Manuel, pero no sé qué hacer, tal vez le estoy exigiendo mucho. ¿Qué me aconseja, usted?

OJO CONSEJO:

Estimada Luzmila, confiésale que no te gustó, pero díselo con tino. Es claro que tu esposo se siente dichoso contigo, no permitas que todo se eche a perder por un error.

LEE TAMBIÉN:

HAY MÁS...