Por: Magaly Moro
magalymoro@grupoepensa.pe
Estrella (San Martín de Porres, 31 años). Doctora, le escribo para comentarle un problema que de seguro es muy frecuente en muchas parejas. Antonio, mi enamorado, es alguien muy ocupado con su trabajo. Hace muy poco lo ascendieron y ahora está al mando de un grupo de community managers en una empresa que se encarga de hacer branding y otras asesorías. Desde entonces, pasamos de escribirnos todos los días a solo hacerlo un par de días o a veces incluso solo unas horas durante la semana. El cambio fue tan brusco que de verdad me chocó mucho.
Doctora, ya sé que porque aún estoy sin trabajo tengo más tiempo libre, pero él siempre se daba unos minutos para llamarme. No lo entiendo, quizás esté viendo a otra persona.
Lo que más me fastidia es que no sea sincero porque ya nos conocemos desde hace mucho tiempo, aunque solo sean presunciones mías. Lo que quisiera es que al menos me mantenga al tanto de lo que hace en su trabajo. Anteriormente me explicaba acerca de sus compañeros, pero ahora está tan atareado que ni en el almuerzo puede escribirme. Lo extraño mucho y, como nos vemos muy poco, me duele demasiado. Cuando lo llamo, no contesta y suena ocupado. Estoy esperando que se adapte un poco más en los siguientes días o semanas para que pueda llevar todo bien y no me descuide. Yo siempre lo animo, pero, si todo le resulta tan abrumador, debería reconsiderar si le conviene, aunque sinceramente no creo que deje el trabajo que tanto le gusta. Estoy confundida, ¿qué debo hacer, doctora?
OJO CONSEJO:
Querida, no te tortures por ello. Debes ser más paciente y recordar que la comunicación es esencial en toda relación. Verás cómo resolverás todo y estarás feliz.
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