Magaly Moro
magalymoro@grupoepensa.pe
Marta (38, San Martín de Porres). Doctora, no me considero una mujer amargada, pero tengo un sentimiento que se ha convertido en un obstáculo para mi felicidad: ¡detesto a los hombres!
Y no se trata de preferencias sexuales, sino que no puedo confiar en ellos. No lo he logrado nunca con las parejas que he tenido a lo largo de mi vida. Desde pequeña, mi infancia se vio influenciada por la imagen de mi madre, una mujer trabajadora que se partió el lomo por sacar adelante a mis hermanos y a mí.
Mi padre vivía en otro lado, según él “era un espíritu libre y no tenía la obligación de mantener a otras personas o estar atado a ellas”. A raíz de esta conducta y “filosofía de vida”, mi madre impuso una denuncia e inició un juicio por alimentos contra mi progenitor, y finalmente se decidió que pague la carrera universitaria de todos mis hermanos.
Cada uno eligió la profesión que quería; sin embargo, a mitad del camino, el hombre que solo me dio la vida se desapareció y nunca más supimos de ese desgraciado.
Mi cólera fue inmensa, pero tuvimos que sobreponernos y culminar nuestros estudios a punta de trabajo. Lo hicimos y cada uno es un profesional. Lamentablemente mi madre falleció y no logró vernos realizados.
A partir de ese momento, jamás volví a sentir algo especial por un hombre, para mí todos eran como ese canalla. Ya me estoy haciendo mayor y en verdad deseo tener hijos, pero no quiero estar con nadie ni que me toquen. Estoy pensando en adoptar un niño, pero los requisitos no me lo permiten. ¿Debería conseguir a alguien solo para cumplir mi sueño de ser mamá?
OJO CONSEJO:
No perjudiques tu vida por ese deseo, recuerda que existen los embarazos in vitro. Igual tu trauma se puede solucionar, pero debes hablar con un especialista.
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