Magaly Moro
Aldo (41 años, Barranco). Doctora Moro, le escribo porque ya no sé qué hacer. Hace dos años conocí a Ángela, quien al inicio fue mi amiga y ahora la considero el amor de mi vida. Ella quedó embarazada unos meses atrás, así que nos mudamos a un pequeño departamento para formar nuestra familia.
Todo era perfecto hasta que su comportamiento empezó a cambiar y creo que fue por mi culpa. Los momentos maravillosos de los primeros días se esfumaron y se transformaron en un tormento.
Resulta que un domingo desperté a las ocho de la mañana. Ange ya se había levantado. Cuando regresó al dormitorio me dijo que tenía antojos de un chupe de camarones y una leche de tigre. Le dije que a esa hora no encontraría lo que quería en ningún lugar y que, además, era mi descanso por lo que deseaba estar en cama unos minutos más.
Desde ese momento me puso la cruz. Pasaron los días y empezó a tratarme mal. Cuando estoy en el trabajo la llamo para preguntarle si necesita algo y me contesta de mala manera. Le digo palabras bonitas y me ignora. Sé que ese día que tuvo antojos, debí salir a buscar algo o proponerle otra cosa, pero no fui porque realmente estaba cansado y a esa hora no iba a encontrar ninguna cebichería abierta.
Deseo que ya no me trate con indiferencia. He intentado conversar con Ángela, pero no me quiere escuchar. Pese a todo, la amo y quiero continuar a su lado.
Doctora, ¿qué hago para que mi pareja me entienda y vuelva a ser la de antes?.
Ojo al consejo
Estimado Aldo, trata de entender a Ángela, está resentida por tu comportamiento de ese día. Cuando una mujer está embarazada lo que desea es que la entiendan y consientan. Sorpréndela con una cena donde puedan conversar tranquilamente. Primero pídele disculpas por tu actitud y luego hazle ver que la amas y deseas que la relación mejore por el bien de su familia.