Magaly Moro

Magaly Moro

Adriana (39 años, Santa Clara). Doctora, me siento muy mal a raíz de las constantes peleas que tengo con Pedro, mi conviviente. Cuando lo conocí, hace ya 7 años, estaba completamente segura que él sería el amor de mi vida por eso no dudé en irme a vivir con él. Lamentablemente no fue así. Los primeros meses juntos comenzó a tener una actitud extraña, sentí que todo le aburría, pero pensé que era por el cambio de vida; sin embargo, con el tiempo noté que era algo más que eso. Cuando discutíamos decía frases que me lastimaban y no parecía importarle verme llorar, además no me prestaba atención y ni siquiera quería tener intimidad. Al principio, pensé que había otra mujer en su vida, pero nunca encontré pruebas de eso. Con el paso de los meses, solo pude concluir que no me ama. Siento que solo se ha acostumbrado a mí, a nuestra relación. Recuerdo que solía decir que el tiempo que llevamos juntos es tanto que no podemos dejarnos. Cuando escuché eso por primera vez pensé que era algo muy romántico, pero ahora siento que es enfermizo. Uno no puede quedarse al lado de otra persona por una cuestión de tiempo.

Lo peor es que él no hace nada por salvar la relación, su desidia y desdén me hieren y aunque se lo digo parece no importarle. Muchas veces solo me responde con un "si quieres irte, puedes hacerlo, ya me has dejado antes". Lo dice porque hace algún tiempo había tomado la decisión de irme, pero él insistió tanto que regresamos. Ahora siento que lo mejor para mí es dejarlo y hallar mi paz mental. ¿Qué me aconseja usted?

Ojo al consejo

Estimada Adriana, si bien una relación se construye de a dos, basta que una de las partes no sea feliz para preguntarse si es una buena decisión estar juntos. No tienes que seguir soportando su indiferencia. Conversa con él y explícale de forma directa lo que te lastima. Si su actitud continúa, reflexiona sobre lo que te conviene. El amor es un trabajo en equipo. No lo olvides.