Magaly Moro

Fabiola (31 años, Independencia). Doctora Magaly, para mí la Navidad es la época del año más especial de todas. Desde que tengo memoria, mi madre siempre ha decorado nuestro hogar con el clásico arbolito navideño, luces por todos lados y un lindo nacimiento.

Por eso he decidido no romper con la tradición y hacer lo mismo este año en mi departamento.

¿El gran problema? Me casé con un Grinch. Pese a que esta será la primera Navidad que Freddy y yo pasaremos como marido y mujer, él se rehúsa a celebrar conmigo porque “no le encuentra el sentido”.

Es más, me ha pedido encarecidamente que no le dé ningún regalo y que, por favor, no haga pavo porque lo detesta. Ni siquiera le gusta el panetón con mantequilla, doctora.

Yo acepté esas peticiones a regañadientes porque no quería discutir a días de celebrar la Nochebuena. Sin embargo, tampoco quiere que decore el departamento, ni que ponga luces fuera.

“¿Estás loca? Guarda todo eso de una vez, vas a gastar mucha luz”, me dijo mientras yo sacaba las cositas que compré con mucha ilusión días antes. Señora Moro, me da mucha pena pasar Navidad de esta manera, mi casita se ve aburrida y sin color. No es para nada como lo imaginé desde niña.

Para Freddy es un día más, pero para mí es una fecha importante. ¿Qué hago ahora? Me gustaría llegar a un acuerdo con él, pero mi esposo pone su cara de amargado para no hablar del tema.

Ojo al consejo

Estimada Fabiola, creo que Freddy debería ser más flexible con el tema y permitir que tú hagas las cosas que te hacen tan feliz, siempre y cuando ambos lleguen a un acuerdo previo. Además, ¿te has preguntado el por qué de su actitud? Quizás odie la Navidad por una razón en particular que tú no sepas. Dialoguen y lleguen a un punto medio. Suerte.

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