Magaly Moro

Alejandro (30 años, Puente Piedra). Doctora Moro, estoy desesperado. Amo con todo mi corazón a María y me gustaría complacerla en sus deseos, pero no puedo.

Le cuento lo que está pasando. Mi novia y yo tenemos cuatro años de relación. Antes de que comience la primera cuarentena, en marzo del año pasado, le propuse matrimonio y ella feliz de la vida aceptó.

Nuestra fecha de boda estaba pactada para el 29 de febrero de este año. Teníamos planeado invitar a familiares más cercanos, amigos, compañeros de trabajo y vecinos de nuestros barrios. María quería una gran fiesta en un local con un extenso jardín.

Ahora por el riesgo de contagio de COVID-19 nuestro matrimonio ideal será imposible de realizar. A pesar de esto yo deseo casarme con ella y por eso le propuse que tengamos una boda virtual, que invitemos solo a nuestros papás y hermanos y que hagamos un  brindis en mi casa, que es un poco más grande.

María no aceptó mi propuesta. Apenas me escuchó me dijo que yo estaba loco, que ella tenía el sueño de invitar a todo el mundo, que una boda virtual no la entusiasmaba y que deseaba que todo el mundo nos viera bailar el vals de novios.

Traté de convencerla, pero no dio su brazo a torcer. María me ha dicho que lo mejor sería olvidarnos del matrimonio y que deberíamos tomarnos un tiempo para pensar si realmente somos el uno para el otro.

Yo sé que me ama, solo que está molesta porque no podemos casarnos como lo teníamos planeado. ¿Qué hago para alegrarla?

Ojo al consejo

Estimado Alejandro, te aconsejo que converses tranquilamente con María y le hagas ver que existe un peligro latente que se llama COVID-19. Una reunión con muchas personas pone en riesgo a todos. La situación es crítica y es necesario que tu novia lo entienda. Por el amor que se tienen pueden esperar más tiempo para concretar una boda presencial. Suerte.