ROSSANA (29, Callao). Sé muy bien que en el corazón no se manda y cuando llega el amor no nos importa si la pareja es gordita, flaquita, alta o muy bajita.
Siempre soñé que mi príncipe azul sería alto, de ojos claros, de cuerpo atlético, sin imaginar que la vida me haría conocer el amor en una persona totalmente diferente a la que había idealizado.
Fue cuando conocí a Paolo que me enamoré de él a primera vista y a medida que nos fuimos tratando mi amor fue creciendo, al punto que ya tenemos un año juntos y me ha pedido conocer a mi familia para formalizar la relación y comprometernos en matrimonio.
Paolo no se ajusta al hombre que había idealizado físicamente, pues para empezar no es rubio ni tiene ojos claros y lejos de ser alto, más bien es bajito y con las justas llega al metro 50 de estatura.
Yo he tenido que empezar a usar zapatos de taco bajo y sólo me pongo tacones cuando salgo con mis amigas para no verme más alta que él, pues le llevo 5 centímetros de estatura.
Este año hemos sido muy felices y hasta hemos podido viajar juntos en las vacaciones. Fue precisamente en ese viaje que me pidió formalizar la relación y yo emocionada acepté y quedamos en que dentro de un mes le presentaré a mis padres y yo conoceré a los suyos.
Ya hablé con mis padres y estuvieron de acuerdo en la presentación y ya quieren conocerlo, pues nunca antes he llevado un enamorado a mi casa.
Pero en medio de tanta emoción de pronto me asaltaron ciertas dudas, pues Paolo es tan bajito y yo no soy muy alta, que me ha entrado el temor de que mis hijos no lleguen al metro y medio de estatura, sobre todo si tengo varoncitos.
Y es que a Paolo lo fastidian mucho por su baja estatura y aunque él no hace caso y se ríe de las chapas que le ponen, no quisiera que a mis hijos les pase lo mismo.
Consejo: Te estás ahogando en un vaso de agua. No puedes dejar pasar el amor por una cuestión de estatura. Lo que debes hacer es educar bien a tus futuros hijos y formarles una buena personalidad para que enfrenten la vida, sean altos o muy chatitos.