Nos vemos cuatro veces al año
Nos vemos cuatro veces al año

Magaly (35, Ingeniería). Para mí el matrimonio era formar un hogar sólido, convivir a diario con mi esposo, tener hijos y ser feliz al lado del hombre que amo, sin embargo, nada de eso conseguí al casarme con Genaro.
El trabajaba en una compañía, pero lamentablemente por reducción de personal se quedó sin empleo. Estuvo casi un año de para, cachueleando y manejando el auto que se compró con su liquidación.
Pero el dinero que ganaba no alcanzaba para mantener el hogar, pues tuvimos mellizos y ni con mi sueldo lográbamos vivir holgadamente.
Fue entonces que después de un año consiguió un trabajo como agente vendedor, pero tiene que viajar constantemente a provincias y a raíz de eso lo veo cuatro veces al año, pues el resto del tiempo la pasa recorriendo provincias.
Es cierto que la economía del hogar ha mejorado e incluso he dejado de trabajar para dedicarme a mis niños, pero no me siento feliz, pues no es posible que vea a mi esposo sólo cuatro veces en todo el año y cuando llega a Lima lo hace por un máximo de cinco días.
Pero peor aún, doctora, es que cuando Genaro regresa a casa no lo encuentro ansioso de estar conmigo, sino más bien cansado, con pocas ganas de tener intimidad y prácticamente se la pasa durmiendo y jugando con nuestros hijos, pues ni siquiera sale con amigos.
Estoy casi segura que después de dos años con este trabajo, lo más probable es que se haya conseguido una mujer en provincias.