Diario Ojo
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Magaly Moro

Julieta (38 años, Santa Clara). Nunca entendí por qué a algunas personas les asusta que otras sean o intenten ser libres. Peor aún, nunca entendí a aquellos hombres que decían amarme, pero les espantaba que sea dueña de mis decisiones, que no siguiera la corriente igual que todos. No me considero especial por eso. Solo estoy siendo como se debe ser. No pido que se me elogie por eso, pero sí quisiera pedir respeto.

Si decidí estudiar ingeniería, abocarme a mis estudios en vez de que mi vida gire alrededor de un hombre, a pensar en mí antes que el resto, no es porque quiera contradecir a todos, sucede que lo merezco.

Desde hace años había descartado encontrar el amor en mi vida. Eso a raíz de que ningún hombre me hacía sentir realmente bien, había fugaces sonrisas y buenos momentos, pero nada real. Sin embargo, no es tan sencillo decirle no al amor y yo soy la prueba de eso. Me enamoré una y otra vez de distintas personas por diferentes motivos, hasta que conocía a Álvaro, un hombre tímido, de ojos negros, cabello lacio con pequeñas ondas que lo hacían parecer un ángel. Cuando comenzamos a hablar me sentí tan cómoda a su lado.

Sin embargo, al pasar las semanas noté que él era como todos, aterrado de mi independencia económica y emocional, y es que el machismo está metido en su venas y eso daña, no solo a él, sino al amor. En el fondo no es su culpa, todos hemos crecido en una sociedad enferma de machistas, pero ¿acaso nadie puede librarse de eso? ¿Qué me aconseja, doctora? Finalmente solo soy una chica que quiere amar.

Ojo, consejo

Julieta, no te desilusiones. Debes comprender que dejar el machismo de lado no es fácil, pero puedes ayudar a contribuir con el crecimiento personal de tu pareja.



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