Magaly Moro

Alexandra (33 años, San Juan de Miraflores). Señora Magaly, la situación que estoy viviendo con mi esposo es insostenible. Lo amo con locura, pero su pasión por Alianza Lima ya superó los límites de mi paciencia. Ni siquiera deseo almorzar con él porque me pone de mal humor.

Jesús es un buen hombre, amoroso y honrado; un fanático del fútbol y un excelente marido. Sin embargo, se deja influenciar fácilmente por los vagos de sus amigos. Desde que lo conozco, su grupete lo incentiva ir al estadio para hacer bulla, beber cerveza en exceso y hablar horas de horas sobre los partidos de Alianza. Entiendo que sea su equipo favorito, pero ¿no tienen otras cosas que hacer?

Evidentemente, por el tema del coronavirus, Jesús se calmó un poco y todo bien hasta allí. Pero ahora que Alianza Lima ha descendido a segunda división, mi marido se encuentra en una tristeza profunda. Ni siquiera cuando peleamos lo he visto así de afectado.

Al inicio lo entendí y lo traté de animar, aunque no entendiera nada de fútbol, pero no fue suficiente. “Estamos en segunda, estamos en segunda luego de 82 años”, se queja frecuentemente entre lágrimas. Y eso no queda allí, invita a sus amigos a la casa para seguir hablando sobre ello.

Doctora, estoy cansada. Pensé que la aflicción le duraría unos cuantos días, pero ya pasó una semana y nada. ¡Ya no sé qué hacer para animarlo! Además, encuentro ridículo que se ponga así por algo tan insignificante. ¿Usted qué piensa?

Ojo al consejo

Querida Alexandra, puede que para ti no sea importante, pero que Alianza Lima haya pasado a segunda categoría es un evento histórico para muchos hinchas blanquiazules. Sé un poco más comprensiva al respecto y bríndale tu apoyo. Lo que sí me parece incorrecto es que se junten en tu casa. Cuidado con eso porque el coronavirus aún no se ha ido. Pon límites. Suerte.

TAGS RELACIONADOS