Arte y cultura  en una mujer
Arte y cultura en una mujer

Elvira Olivas Miraval nació un 8 de octubre de 1950, en Huánuco, fecha que instituyeron como el ‘Día de la Educación Física’. Es la tercera de cuatro hijos: Elva, Juan, Elvira y Melchor, de un feliz hogar conformado por Juan y Esther.

Con una sonrisa a flor de labios, Elvira refiere que su infancia y adolescencia transcurrieron plácidamente, en el barrio de San Pedro, testigo de sus inquietudes. Realizó sus estudios primarios en los colegios de las Señoritas Garay, hoy Práctica Mixta, y en el Colegio María Auxiliadora; la secundaria la cursó en el colegio nacional Nuestra Señora de las Mercedes. “De esta época de estudiante guardo muy gratos recuerdos de quienes con paciencia y mucho amor sembraron en mí sabias enseñanzas y nobles virtudes: mis profesores”, refiere.

DEPORTE. Dice que desde pequeña tuvo la inclinación por la práctica del vóleibol, deporte que compartía con la participación en actividades culturales del colegio. Cuando tenía 12 años, un grupo de entusiastas vecinos fundó el Club Círculo Deportivo San Pedro, institución que participó en el I Campeonato Nacional Interbarrios de Vóley organizado por el diario La Prensa.

A los 14 años integró la selección de vóley de Huánuco y en 1964 obtiene el campeonato nacional. “Recuerdo que aquella fue una competencia muy disputada porque competimos con más de 18 selecciones de diferentes departamentos, destacando entre ellos el poderoso sexteto de Lima, equipo que lo integraban jugadoras de la talla de Olga Asato, Pilarica Jiménez, entre otras, quienes más tarde pasaron a integrar la selección nacional”, indica.

Comenta que a pesar de ser la más pequeña en estatura, ello no fue impedimento para conformar el equipo titular al lado de Rosa Flores, Carmen López, y otras destacadas deportistas.

En 1969, con la convicción de que su vocación era llegar a ser profesora de Educación Física, ingresa a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), donde su inclinación por las danzas se hizo más notoria y tuvo la oportunidad de adquirir nuevas experiencias en este campo que, a través del tiempo, llegaría a convertirse en su gran pasión.

DANZA. En la formación académica en el campo artístico tuvo como profesor a Rubén Dávila, director de la Escuela Académica de Educación Física de la UNMSM, de quien Elvira Olivas guarda el mejor de los recuerdos. “Fue gracias a sus enseñanzas y sugerencia, que pude ahondar mis conocimientos en los Talleres de Danzas de la Universidad Particular La Católica”, recuerda.

Después de optar el título de profesora de Educación Física, retornó a Huánuco. Por disposición de la Jefatura Zonal de Educación fue asignada a una plaza en la provincia de Ambo. Cuando desempeñaba su profesión en un centro educativo cerca de la cuidad, la motivó un interés mayor: seguir cultivando las danzas. Así, gracias al apoyo de sus padres y al interés de un grupo de entusiastas jóvenes huanuqueños, un 13 de junio de 1976 fundó el grupo de danzas “Tusuy Huaynacay”.

El año 1978 la Municipalidad Provincial de Huánuco organizó el II Festival Nacional de la Canción, espectáculo donde el maestro de ceremonias, el destacado locutor David Odría, sugirió cambiar el nombre al grupo por Huánuco Canta y Baila. De forma unánime, los integrantes decidieron designar con ese nombre a la agrupación.

Desde esa fecha, la presencia cultural de Huánuco, dentro y fuera de las fronteras de la patria, ha estado felizmente representada por Huánuco Canta y Baila”.

Compromiso. Doña Elvira manifiesta que las diversas giras realizadas durante sus 40 años de vida institucional, le ha permitido coleccionar la vestimenta típica de las 11 provincias de Huánuco y de los 12 distritos de la provincia de Huánuco, las cuales fueron presentadas en julio del año pasado, y causan admiración por su singular autenticidad y colorido.

“Debo admitir finalmente que, mientras Dios me de vida y tenga las fuerzas suficientes, seguiré siempre empeñada en el propósito de formar nuevas generaciones cuyo compromiso será revalorizar permanentemente nuestra autenticidad cultural y nuestra riqueza folclórica”, finaliza.

“Debo admitir finalmente que, mientras Dios me de vida y tenga las fuerzas suficientes, seguiré siempre empeñada en el propósito de formar nuevas generaciones cuyo compromiso será revalorizar permanentemente nuestra autenticidad cultural y nuestra riqueza folclórica”, finaliza.