¡De Huaral para el mundo! Conoce a los príncipes del chancho al palo
¡De Huaral para el mundo! Conoce a los príncipes del chancho al palo

Hay mucha expectativa en la zona gastronómica de . La postergación para octubre de la feria Mistura trajo el problema de que muchos turistas que habían comprado pasajes para setiembre (mes en que siempre se realizaba la feria) van a quedarse sin saborear lo mejor de la gastronomía peruana, sobre todo el plato estrella del evento: el chancho al palo.

Pero, a través de Ahora Huaral, se llegó al acuerdo de que dichos turistas, entre ellos muchos chilenos, argentinos y mexicanos, podrán tener un tour a dicha provincia para disfrutar de varios platos que han hecho grande a Huaral. Y, justamente, esta será la oportunidad de que se luzcan dos de los herederos del imperio del chancho al palo: Rodrigo, el hijo de Robertín Ramírez, y José Ipanaqué, el hijo de Pepe Warmy.

La sencillez de Pepito Warmy. 

José Ipanaqué es un joven de 27 años, quien a los 16 empezó a ayudar a su familia en un negocio germinal, cuando el éxito del chancho al palo era apenas un sueño. Pero todo cambió en 2010, cuando el restaurante La Ramadita de Warmy, de Pepe y Laura, fue invitado a Mistura. El éxito fue tal, recuerda, que su potaje fue escogido como el plato más vendido de la feria.

Entonces su padre, Pepe Warmy, fue bautizado como el “Rey del chancho al palo”. “Mistura nos abrió muchas puertas y ganamos muchos clientes para el restaurante. Nuestro esfuerzo no había sido en vano. Mis padres, Pepe y Laura, salieron adelante desde abajo y Dios supo recompensarlos. Me siento muy orgulloso de ellos”, afirma.

En poco tiempo, Pepe junior reemplazará a su padres en la dirección del inmenso local. “La misión es que nuestro restaurante sea un complejo turístico y poner sucursales en todo el Perú y fuera del país”, añade.

Rodrigo, el Rancho de Robertín. 

Rodrigo Ramírez tiene algo más de 30 años y es cocinero con estudios en una de las mejores instituciones de gastronomía. Pero reconoce que con su padre, el famoso Robertín, el dueño de El Rancho de Robertín, por años el símbolo de la mejor cocina de Huaral, fue quien más le enseñó.

Sabe que tiene una gran responsabilidad. La gente llega a su restaurante para chuparse los dedos y jamás debe irse decepcionada. “Si el chancho al palo ha tenido tanto éxito es porque le dedicamos tiempo, escogemos la mejor leña y la mejor carne. Y sabemos los tiempos para dar una buena cocción”, señala.

Rodrigo es un chico de pocas palabras. Prefiere que su trabajo hable por él. Una de sus metas es que se conozca también otros platos regionales, como el pato en ají, cuyo sabor y ternura son extraordinarios. “La pachamanca huaralina tiene una historia aún más extensa que la del chancho al palo, pero ha quedado injustamente postergada”, acota.

Son momentos duros para este joven chef, pues la reciente e inesperada pérdida de su madre ha dejado un vacío difícil de superar. Una tristeza que solo el trabajo puede disipar, porque servir honestamente al público es el mejor homenaje a la persona que también ayudó a hacer grande este restaurante, emblema de Huaral.

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