Cuenta la leyenda sobre la sirena de Huacachina, que una bella doncella llamada Huacay China se había casado con un guerrero, y que por esas cosas extrañas que tiene el destino, este se fue a una guerra. En plena batalla murió, lo que provocó la tristeza y desolación de la bella mujer, que fue a llorar al campo de girasoles donde se habían visto por primera vez.
La joven Huacay China lloró día tras día, hasta que las lágrimas de su llanto formaron una pequeña laguna. Una tarde, casi oscureciendo, por aquel lugar pasó un guerrero veterano y se quedó observándola hasta que fascinado la comenzó a perseguir. La bella joven corrió y se arrojó a una laguna. Esperó por varias horas a que se vaya el extraño personaje.
Al querer salir notó que ya no tenía piernas y que se había convertido en una hermosa sirena. Cuenta entonces la leyenda que cada noche de luna nueva, la joven sale de la laguna para llorar por su amado soldado que jamás volvió.
La mujer que llora. Otra leyenda que se cuenta es que una hermosa doncella llamada Huacca China se enamoró de un guerrero que jamás volvió de sus conquistas. Luego de un tiempo se enteró la bella mujer que este había fallecido y tras recibir la horrible noticia, impregnada de tristeza fue al lugar donde ella y su amado se vieron por primera vez. Esta vez también lloraba amargamente su pérdida.
Un día, la doncella, a través de un espejo que tenía en la mano, vio a un guerrero que la estaba observando, al acercarse a ella corrió desesperadamente y en su huida se cayó el espejo que al romperse en mil pedazos creó una laguna en medio del desierto.
Luego los vestidos que le cubrían también cayeron, formando gigantescas dunas de arena. Finalmente, ella se sumergió en la laguna que acababa de formarse y tomó la forma de una hermosa sirena.
Símbolo del turismo. Sobre la leyenda de la sirena de Huacachina existe un poema hecho por el escritor José Santos Chocano, quien además bautizara la laguna como el Oasis de América. Lo cierto es que actualmente la Sirena de Huacachina en Ica es símbolo del turismo y a diario cientos la visitan para conocen su historia.
Huachachina, Oasis de América, se encuentra a cinco kilómetros de la plaza de armas. Antiguamente muchos visitantes acudían a la laguna para bañarse porque se decía que sus aguas eran medicinales. Hoy en día aquel lugar atractivo poco a poco comienza a extinguirse, pero pese a ello semanalmente miles de visitantes nacionales y extranjeros visitan el balneario.