Piura: familias salvan sus vidas refugiándose en cementerio de Catacaos
Piura: familias salvan sus vidas refugiándose en cementerio de Catacaos

El rústico cementerio José de los Ángeles de Pedregal se ha convertido desde la tarde del lunes último en el hogar de 100 familias del asentamiento humano Villa Pedregal Grande, en Catacaos, pues el camposanto se ubica en una parte elevada adonde no llegó el agua que barrió con sus casas, pertenencias materiales y animales de corral.

Teodora Adanaqué, Julia Chiroque y Manuel Sandoval son algunas de las personas que se han visto obligadas a salvar algunas de sus pertenencias y trasladarse a este especie de isla formada en medio de decenas de tierras de cultivo arrasadas por el , que el lunes alcanzó tres mil 600 metros cúbicos por segundo.

Estas son apenas algunas de las 30 mil personas afectadas en el Bajo  por el desborde del río, según dijo ayer a OJO el gobernador regional Reynaldo Hilbck, quien añadió que en este primer momento lo más importante es rescatar a las personas atrapadas por el agua y llevar alimentos donde no los hay.

REFUGIO ENTRE MUERTOS

Entre mausoleos y cuarteles que guardan ataúdes, estas familias han tenido que improvisar camas para los niños y hasta cocinas para preparar los pocos alimentos que pudieron salvar antes de la salida del río que el lunes último llegó hasta la Plaza de Armas de Piura y colapsó la ciudad.

Ayer por la mañana, un niño de apenas un año dormía bajo un mausoleo, mientras a pocos metros su abuela, en un improvisado fogón junto a otra tumba, hervía algunas verduras para alimentar a los que alcance. En ese momento la temperatura llegaba a los 35 grados centígrados.

OJO fue testigo de que la porción de tierra donde se han refugiado estos damnificados es la única área seca de todo este sector del distrito de Catacaos, que es el inicio del Bajo Piura, lo que facilito la llegada de parte de la ayuda por vía aérea. Desde arriba es posible observar la descomunal magnitud de los daños.

“Nos hemos quedado sin nada, todo se ha llevado el río, hasta mis animales”, dijo Julio Chiroque en medio de un llanto desconsolado, una vez que ayer por la mañana un helicóptero de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) aterrizó junto al cementerio habitado por casi 500 personas para darles alimentos y agua.

CONSERVAS Y AGUA.

La aeronave llegó con el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, almirante Jorge Paredes, quien fue el encargado de repartir media tonelada de conservas y abundantes botellas de agua. Se esperaba que para hoy el personal de la Marina de Guerra lleve carpas para que la gente tenga en dónde vivir por unos días.

Julio Mori, otro de los damnificados, dijo que el cementerio es el único lugar donde podrán permanecer en los próximos días, al menos hasta que baje el nivel de las aguas y puedan instalarse en las ruinas de lo que fueron sus viviendas. Por eso se mostró satisfecho por el envío de las carpas.

Son casi 100 casas de tabique, ladrillos de barro y carrizo las que fueron arrasadas por el río desbordado. Lo poco que se logró mantener en pie fue cubierto por al menos un metro de agua que ayer bajó su caudal, aunque sin retirarse del todo del Bajo Piura, según pudo comprobar el ministro de Defensa, Jorge Nieto, al hacer un sobrevuelo por la zona afectada.

El gobernador Hibck indicó que tras finalizar las labores de rescate y asegurar la alimentación de los damnificados, se buscará trasladar más gente hacia los refugios. Hasta la tarde de ayer, había tres mil personas del Bajo Piura en estos lugares, pero se esperaba que para las próximas horas la cifra llegue a los 10 mil.

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