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Luego de tres días de ocurrido el voraz incendio en la comunidad shipibo-conibo de Cantagallo, los pobladores incrementaron su presencia en las carpas dispuestas por la Municipalidad de Lima en la cuadra 7 del jirón Amazonas en Barrios Altos, conocida como Martinete.
"Alquilaba un cuarto a un paisano, ahora que se ha quemado todo no tenemos a donde ir con mi familia, por eso estoy camino a las carpas de la municipalidad", comenta Julio Sicuri, shipibo con más de 10 años viviendo en Cantagallo, quien carga sus cosas junto a su esposa y dos hijos en busca de un refugio.
Hasta el momento son 120 familias las instaladas en las carpas de Martinete, donde se muestra una presencia mayoritaria de niños, los que en algunos casos son dejados en el lugar por sus padres para dirigirse a Cantagallo a recoger donaciones. "Están usando los módulos como guarderías, por lo que dos niños fueron encontrados solos, por suerte luego de unas horas ubicamos a sus padres", comenta una voluntaria encargada de la zona infantil.
Mientras en el lugar del incendio, la desesperación se adueña de los pobladores que presentan cuadros de estrés, frustración, depresión e incluso ira, por lo que el módulo de atención psicológica del Ministerio de Salud ha atendido hasta el momento más de 400 casos.
La comunidad shipibo-conibo permanece en Cantagallo e incluso aumentó la presencia de viviendas rústicas hechas con madera y rafia, pues según cuentan no piensan abandonar el lugar.
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