Zito Abrego Loyola, el técnico de la PNP que también es experto en la cocina
Zito Abrego Loyola, el técnico de la PNP que también es experto en la cocina

“La sazón se lleva en las manos y el honor en el pecho”, son las palabras con las que describe una parte de su vida el técnico de la Policía Nacional del Perú Zito Abrego Loyola. Zito, como lo conocen más en el mundo policial, tiene 31 años de servicio y cree que aún no es tiempo de retirarse debido a que le encanta hacer dos cosas en la vida: luchar contra la delincuencia y ser un cocinero, o ser llamando el “Cheff policial”.

ARTE CULINARIO

Es chimbotano de corazón, que nació un 12 de febrero hace más de cinco décadas. El siempre alegre Zito, nos confiesa que fue su madre, hoy ya en los cielos, quien le enseñó ha realizar muchas cosas como el ser fuerte, honesto, íntegro en todas las cosas que realiza, amante de la buena comida y, sobre todo, siempre hacer lo correcto.

“Mi madre me inculcó a realizar las cosas, como hacer cebiche, y por mi zona abunda el pescado; a raíz de eso es que mi madre me enseñó a hacer mis jaleas. En mis enseñanzas diarias un día me dijo: ven mira cómo se hace el cebiche; y desde ahí nació el gusto por cocinar”, indica el efectivo.

El “Chef policial” indica que el secreto de la buena cocina en realidad es hacerlo todo natural y con las manos siempre limpias. “La mano es inquieta o la mano ‘maldita’ como yo le digo. En realidad, eso creo es el secreto y el reconocimiento de todos los que me aprecian, de mis jefes y colegas , y más de mis amigos; me van bien. En realidad yo no lo hago por lucro”, indica Zito

El policía con más de tres décadas de servicio revela que el cocinar los platos del norte o sur del Perú es solo fruto del aprendiza que ha adquirido a los largo de los años; y que los mejor de la vida es que una madre te enseña a cocinar.

TRABAJO Y ESFUERZO

Zito indica que quedó huérfano de padre a los 11 meses de nacido y la fuerza y coraje que puso su madre para salir adelante fue y será incomparable. Zito nos dice los maravilloso que hubiera sido tener un padre y jugar con él, de llevarlo de la mano o los hombros, pero fue su madre como miles en el Perú asumió ese rol esa tarea.

El armero de la comisaría de Amarilis, en Huánuco, refiere que ahora en esta familia policial realiza sus famosos platos y los hace solo en su día de franco.

El hombre de la ley nos revela que en estos años de cocinero y policía fue cuando no tuvo un sol para viajar a Chimbote. “Mi esposa no sabe, pero para sacar mi pasaje me fui a un restaurante y comencé a trabajar por varias horas para ir hasta mi casa. Me gané 50 y 80 soles”, refiere el suboficial

Zito indica que el próximo año estará por retirarse y comenzará a poner un negocio llamado “ZITO” el rincón del ceviche. “Bueno, en realidad cocinar y hacer cumplir la ley son las cosas que me apasionan, pero los años pasan y uno tiene que dejar que las cosas fluyan”, concluye.

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