Cuando planteo este tema, la gran mayoría de personas piensa en dietas extremas, antes y después de Navidad y Año Nuevo, para poder dar rienda suelta a las comidas, postres y bebidas con alcohol. Pero, no se trata de eso, lo relevante es poder disfrutar de las celebraciones desde lo social hasta lo culinario.

Para lograrlo debemos considerar la preparación, la moderación y la planificación. Con la preparación me refiero a que, durante el mes, tenemos que reducir la cantidad de alimentos fuente de energía (granos, cereales, menestras, frutos secos, aceites, palta, mantequillas, etc,). Esta medida va luego de haber retirado bebidas o snacks no saludables.

La moderación tiene que ver con cuánto me sirvo en los eventos y la mejor forma de graficarlo es con el espacio que ocupa la comida en el plato: medio plato de verduras, un cuarto de guarnición y el resto proteína.

Finalmente, planifiquemos en qué compromisos se tendrá algo más de libertad con las comidas y en cuáles optará por servirse una pequeña cantidad.

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